Columna Empresas del siglo XXI: Mentores y maestros

Mentor se define en el diccionario como “el consejero o guía de otro”. Es alguien que ayuda a otra persona a aprender algo que de otra manera se le habría dificultado, o no lo habría aprendido del todo

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De Alejandro Magno se dice que confesaba: “Estoy en deuda con mi padre por vivir, pero con mi maestro por vivir bien”. Los líderes necesitan maestros, y hoy a esos guías para la vida también les llamamos mentores. De hecho, en los últimos años, el mentoring ha ido adquiriendo una mayor difusión en el ámbito de la formación ejecutiva. Pero ¿Qué es el mentoring?

El significado original de la palabra mentoring proviene de la figura de un padre que apoya, guía o maestro que desarrolla a una persona más joven. A lo largo de la historia, los mentores han jugado un rol significativo en la enseñanza, el desarrollo de las habilidades y los talentos de otros. También se dice que los mentores no son figuras de poder.

Mentor se define en el diccionario como “el consejero o guía de otro”. Es alguien que ayuda a otra persona (mentee, protegè, discípulo), a aprender algo que de otra manera se le habría dificultado, o no lo habría aprendido del todo.

El mentoring es un proceso de doble vía, el cual provee beneficios tanto para mentores, como para mentees. En los mentees promueve la reflexión, a reafirmar sus creencias, ideas o valores; les brinda apoyo, empatía, coraje, consejo y amistad.

En los mentores suele rejuvenecer su carrera en la medida en que les ayuda a configurar el desarrollo integral de sus mentees. En ambos casos, eleva la satisfacción personal y el reconocimiento profesional.

El mentoring ayuda en dos tipos de funciones de los mentees: las de desarrollo profesional y las psicológicas. Las de desarrollo profesional incluyen apadrinamiento, exposición, visibilización, coaching, protección y proyectos desafiantes que le ayuden al mentee en su crecimiento. Las de desarrollo psicológico incluyen proveer un modelo a seguir, aceptación, consejo, amistad, y actividades que promuevan mejorar la imagen sobre uno mismo y los demás.

Los problemas que se presentan en estos programas son tanto de mentores como de mentees. Algunos de los más frecuentes son: falta de tiempo, experiencia o mal “matching” –hacer “calzar” personalidades–; falta de flexibilidad, cooperación y confianza mutua; falta de explicación de las expectativas del programa; descuido del proceso de inducción de las partes involucradas.

Algunos estudios demuestran que, bajo ciertas circunstancias, el desarrollo profesional –e incluso salarial– de los mentees, es superior al de quienes no forman parte de un programa de mentoring, o de quienes simplemente participan en algún tipo de mentoring informal.