Los cinco pasos para hacer una gestión responsable de su cadena de valor

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A principios de la década de 1990, una serie de denuncias internacionales pusieron de manifiesto las pésimas condiciones sufridas por trabajadores de pequeñas empresas, proveedoras de conocidas multinacionales como Nike o Adidas.

Mano de obra infantil, jornadas sin descanso, instalaciones insalubres… Estas denuncias tuvieron una fuerte repercusión en la imagen y reputación de las grandes compañías y pusieron en evidencia la importancia de la gestión responsable de la cadena de valor.

Todas las empresas tienen proveedores, y su correcta gestión es un área de la Responsabilidad Corporativa que pueden y deben aplicar a diferentes niveles. Con ello, gestionarán y mitigarán sus riesgos, y encontrarán grandes beneficios en el aprovechamiento de las oportunidades derivadas de ello.

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Hay diferentes metodologías para abordar este reto, sin embargo, me gustaría resumirlo en cinco fases que harán la puesta en práctica más sencilla.

1. Planificación. Iniciamos el proceso trazando “nuestra hoja de ruta”. Se recomienda definir objetivos alineados a la estrategia de RSC de la empresa, una política de compras responsables, un código de ética para proveedores, formalizar los roles y responsabilidades de las personas o departamentos involucrados, etc. Es recomendable que en esta fase definamos también los indicadores de seguimiento que nos permitirán comprobar si nuestra estrategia tiene el resultado esperado.

2. Definición de requisitos. En esta fase, haremos una reflexión a lo interno de la empresa para definir qué es lo realmente importante para la compañía. En función de ello, definiremos los criterios que guiarán el proceso de compra desde un punto de vista económico, social y ambiental.

Se trata de definir la “línea roja” que separará las acciones que pueden implicar un plan de mejora de aquellas que tendrán como consecuencia una rescisión del contrato con el proveedor que lo incumpla. Algunos ejemplos son los siguientes: que la empresa proveedora cuente con una política anticorrupción, que aplique el tratado de la Organización Internacional del Trabajo o que use materias primas renovables.

Es muy importante que estos requisitos sean apropiadamente comunicados a los proveedores siguiendo un proceso de transparencia y formalidad al proyecto.

Una vez claras nuestras prioridades en la gestión de compras responsables, enfrentamos el reto de seleccionar los proveedores con los que quiero trabajar, pues es muy probable que no se pueda empezar a trabajar con todos a la vez. Por ello es fundamental definir con cuáles empezar y tener claros los criterios para su selección.

3. Selección de proveedores. Algunos criterios pueden ser: el volumen de compra, la importancia de un proveedor para la compañía o el nivel de riesgo que implique desde una perspectiva de sostenibilidad. El análisis de los ciclos de vida de los productos que adquirimos, el riesgo del país de operación de un proveedor o el volumen de compra son algunos indicadores que nos pueden señalar con qué grupo de proveedores es prioritario trabajar.

4. Evaluación de proveedores y establecimiento del plan de trabajo. Con base en los criterios de la fase dos, podemos elaborar un cuestionario con el objetivo de identificar las brechas de cada uno de los proveedores. Posteriormente, estableceremos un plan de trabajo, para cada uno de ellos, pactado entre ambas partes.

Hay que tener en cuenta que el objetivo de trabajar con la cadena de valor es fortalecerla, reducir riesgos y asegurar la sostenibilidad del negocio en el largo plazo. Por ello, es importante que la empresa contratante se involucre en los planes de mejora de sus proveedores, sobre todo si estos son pymes como suele suceder en la mayoría de los casos. Este trabajo conjunto estrechará los vínculos empresa-proveedor y multiplicará el impacto positivo.

5. Gestión del contrato. Una vez que ambas partes han acordado los compromisos en temas de sostenibilidad, deben cumplirse. Para ello, la empresa contratante puede recurrir a diferentes mecanismos: capacitación, apoyo financiero, incentivos y reconocimientos, auditorías externas para verificar el cumplimiento de lo pactado, entre otras cosas.

Cada empresa definirá de qué forma quiere trabajar con sus proveedores, pero el seguimiento a los acuerdos en sostenibilidad pactados en el contrato inicial es fundamental para que los objetivos se cumplan.

Algunos de los beneficios que este proceso tendrá para su empresa y sus proveedores son mejora en la imagen y la reputación de ambos, reducción de costes y mejora de la gestión interna de la empresa.