Ronald Zurcher aplica un estilo gerencial siendo uno más en el taller

El fundador y presidente de la firma de arquitectos apuesta por la horizontalidad en lugar de las estructuras jerárquicas

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Ronald Zurcher lidera la firma Zurcher Arquitectos con una mezcla entre omnipresencia y el empoderamiento del equipo.

Esta filosofía la comparte con su socio, Adrián Saballos, y se puede aplicar gracias a la organización horizontal de la empresa, en la que los socios directores ocupan espacios de trabajo dentro del taller, al alcance de todos.

Zurcher asegura que esta organización es una mezcla entre la generación espontánea y el aprendizaje obtenido de trabajar con firmas referentes del sector, sobre todo en Estados Unidos.

Así, ha creado equipos de trabajo, denominados talleres, que se especializan en diferentes temas por afinidad, y crecen y toman decisiones en libertad, pero bajo la tutela perenne del líder.

Este estilo, lejos de proponerse presionar a los colaboradores, más bien busca el desarrollo de un estilo de trabajo afín. Incluso, los socios aspiran a que el equipo esté relajado siempre, para que libere su creatividad.

Zurcher comparte con EF las claves del estilo de liderazgo que le ha permitido mantener y desarrollar su empresa durante 38 años.

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¿Cómo es una jornada normal de trabajo? ¿A qué le dedica su tiempo?

Llego a la oficina normalmente a las 8 u 8:30 a.m. y lo primero que hago es un recorrido por cada uno de los puestos de trabajo, veo qué es lo que están haciendo en ese momento en la pantalla, detecto, pregunto por dónde van, en qué momento están, reviso el cronograma, hablo con cada uno de ellos, de manera que no solo conozco los proyectos sino también la personalidad y en qué está cada colaborador, porque converso directamente con ellos.

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¿Luego regresa a su oficina?

Tengo un puesto de trabajo que es uno más dentro del taller. Mi oficina está en el piso de abajo, pero casi nunca voy (risas). Ahí me dejan la correspondencia, cuando llego dejo las llaves de mi carro ahí, y a veces ese espacio funciona como sala de juntas, pero mi puesto de trabajo es en el taller, con todos. Así, si alguien tiene una consulta, ni siquiera me tiene que llamar, me pega un grito o alza la mano, y así funcionamos.

¿Quién y cómo toma las decisiones?

Mi socio y yo controlamos el proceso de diseño. Diseñamos a mano, como en la vieja escuela, y empezamos juntos todos los proyectos. Una vez que tenemos un concepto planteado, pasamos a los talleres de la oficina, que son como suboficinas con arquitecto sénior, júnior, asistentes, dibujantes, que aplican la tecnología.

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¿Cómo eligen los proyectos en los que quieren trabajar?

Al principio, tomábamos todo (risas). Pero tuve un problema de salud hace 10 años y después de ese proceso decidí que quería trabajar solo los proyectos que me den ilusión, donde esté contento trabajando y pueda hacer un aporte, dejar un legado.

“Cuando superé esa situación de salud, llegué a la oficina y pedí la lista de proyectos que estaban entrando y no habíamos firmado, y ¡taché la mitad! Entonces, el grupo de administración me dijo ‘bueno, tenemos un problema’ (risas). Gracias a Dios el campo se fue llenando con proyectos muy interesantes, desde donde sí podemos hacer un aporte a la ciudad, al medio arquitectónico y además trabajar felices”.

¿Cómo elige a sus colaboradores, para que compartan ese estilo de trabajo?

Afortunadamente, hay mucha gente que quiere llegar a trabajar a nuestra oficina, por la trayectoria que tenemos y la escala de los proyectos. Entonces, constantemente estamos recibiendo currículum, se les hacen entrevistas y la decisión para contratar la persona o no es primero por su calidad humana: que se lleve bien con la gente, que sea de carácter afable, que le guste trabajar en equipo y bajo presión.

“Después, por supuesto, vemos sus habilidades de diseño, de dibujo, en fin. Pero lo principal es la calidad humana, porque se va creando una mística en la oficina y eso lo transmite uno a los colaboradores y es muy importante que se mantenga”.

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Cuando hay problemas en un taller o en un proyecto, ¿cómo se resuelve?, ¿quién toma las decisiones?

Trato de que el director o jefe de taller, que sería el arquitecto sénior, tome las decisiones y actúe. Claro, siempre monitoreado por mi socio y por mí, pero me gusta que tomen la decisión de cómo resolverlo sin involucrarme a mí. Si veo que hay algo que yo no hubiera hecho de esa forma, entonces intervengo. Pero ya en la oficina hay una forma de trabajar, no es un protocolo escrito, pero es un protocolo moral y la gente está acostumbrada a trabajar de esa forma.

¿Cómo llegaron a este estilo de gestión del talento, organizado por equipos de trabajo?

Lo que pasa es que en la arquitectura, siendo una actividad muy creativa, la gente tiene que estar más relajada. Inclusive, el vestuario es así. Entonces, esa imagen coincide con la estructura, que es casual que va con la vestimenta y con el día a día de la creatividad.

¿Cómo define usted su estilo de liderazgo?

No sé cómo decirlo ¿liderazgo “casual” será? Yo creo mucho en la teoría de las esferas de Costa Rica, que dice que en nuestro país no hay pirámides porque tampoco hay esa cultura piramidal en la que uno está arriba y todos los demás debajo. La identidad de Costa Rica es más esférica, como las esferas que se encuentran en el sur, y creo que ese tipo de estructura más redonda, más pareja, sin niveles.