Ante el temor de una escalada regional en Medio Oriente, secretario de estado de EE. UU. visita Israel

Las mortíferas explosiones en Irán y el asesinato de un dirigente de Hamás en Líbano avivan las tensiones en la región

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El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, viaja este jueves a Oriente medio ante el temor de que la guerra de Israel en Gaza se extienda por la región, tras las mortíferas explosiones en Irán y el asesinato de un dirigente de Hamás en Líbano.

Un funcionario estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, confirmó el viaje -el cuarto de Blinken a la región desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza-, pero rehusó dar detalles sobre el itinerario, aparte de precisar que incluirá una visita a Israel.

En viajes anteriores, Blinken también ha visitado varios países árabes.

El anuncio se produjo el miércoles después de que al menos 95 personas murieran y más de 200 resultaran heridas en Irán por dos explosiones cerca de la tumba de un general de la Guardia Revolucionaria asesinado, y de que Teherán, aliado de Hamás, culpara rápidamente a Estados Unidos e Israel del atentado.

Washington negó cualquier sugerencia de implicación en los ataques de ninguno de los dos países.

Pero un responsable estadounidense declaró a la AFP que un ataque no reivindicado la noche anterior, que se cobró la vida del número dos de Hamás en un suburbio de Beirut, había sido obra de Israel.

Antes del anuncio de la visita de Blinken, el portavoz del departamento de Estado, Matthew Miller, se hizo eco de los temores en Oriente Medio sobre la posible propagación de la guerra entre Israel y Hamás al resto de la región.

"No es del interés de nadie, ni del interés de ningún país en la región, ni de ningún país del mundo ver que este conflicto escale más allá", dijo Miller.

Enemigos acérrimos

En Irán, cuyos líderes clericales apoyan a Hamás, dos explosiones mataron el miércoles al menos a 95 personas cuando conmemoraban al general de la Guardia Revolucionaria Qasem Soleimani, muerto exactamente cuatro años antes en un ataque estadounidense ordenado por el predecesor de Biden, Donald Trump.

Estados Unidos negó cualquier implicación suya o de Israel, y un alto funcionario de la administración Biden afirmó que el “ataque terrorista” es similar a los del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que se opone firmemente a Irán, de mayoría chií.

Israel e Irán son enemigos acérrimos desde hace mucho tiempo, y desde el comienzo de la guerra en Gaza se ha recrudecido la violencia en torno a grupos apoyados por Irán en Líbano, Irak, Siria y Yemen.

Teherán también culpa a Israel por un ataque en diciembre en Siria que mató a Razi Musavi, un alto comandante de la Fuerza Quds, la misma rama del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria que Soleimani había dirigido en su momento.

La administración estadounidense de Biden ha respaldado a Israel con apoyo público, diplomático y con armas, y hace unos días Blinken volvió a pasar por alto la revisión del Congreso para acelerar la venta de armas a Israel.

Pero el gobierno de Biden también ha manifestado exasperación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el alto número de víctimas civiles en la Franja de Gaza, así como con declaraciones de la coalición gobernante de Netanyahu.

El ataque de comandos de Hamás el 7 de octubre dejó cerca de 1.140 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes.

Los combatientes del movimiento islamista palestino también tomaron unos 250 rehenes, de los cuales 129 siguen en Gaza, según las autoridades israelíes.

Tras el ataque, Israel lanzó una ola de bombardeos y una ofensiva terrestre que ha dejado al menos 22.313 muertos, en su mayoría mujeres y menores de edad, según el ministerio de Salud del territorio palestino, gobernado por Hamás.