Así es el Gran Hotel Costa Rica tras su remodelación

Del edificio anterior, los primeros cuatro pisos mantienen sus características de patrimonio arquitectónico: fachada y estructura original

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El Gran Hotel Costa Rica reabrió el 10 de julio con 500 reservas acumuladas para el resto del año. Esta respuesta confirmó la percepción de su gerente, el suizo Sandor Tupi: los viajeros que hacen turismo de placer en Costa Rica quieren visitar San José.

La remodelación de este edificio de casi 90 años mezcla los elementos claves de la arquitectura original, con diseño, iluminación, decoración y recursos modernos. El costo de esta mezcla superó los $3 millones.

“Lo histórico era la fachada hasta el piso cuatro, manteniendo tal cual como estaban antes las ventanas, las puertas, las arcadas. Todo se mantuvo. Por dentro rescatamos algunos muebles históricos de la suite Kennedy. Los distribuimos por el hotel para que todo el mundo lo pueda ver”, explicó Tupi.

El cambio más evidente desde afuera son los ventanales del quinto piso: en ese espacio tenían vía libre porque fue añadido años después a la estructura original.

En agosto de 2017, el Centro de Investigación y Conservación de Patrimonio Cultural concluyó que el quinto piso previo a la remodelación carecía de valor arquitectónico, precisamente por ser de creación posterior al resto del inmueble. La resolución CPC-06-2017 otorga permiso para su renovación y recalca que después de su creación “no guardó autenticidad ni integridad a través del tiempo”.

Por dentro sucedió algo similar con la distribución de las habitaciones: decenas de los 109 espacios de hospedaje habían sido añadidos con el tiempo y tenían estándares menores a lo que se espera de un hotel moderno.

La administración actual está a la cabeza del hotel desde el 2013 y en marzo de 2016 lo cerró para la restauración. Durante esos años se operó en las condiciones en que lo encontraron. Tenía una clientela de grupos, estudiantes, algunos viajeros individuales que querían estar en el centro, pero no contaba con comodidades básicas de los hoteles modernos, como aire acondicionado o insonorización.

El proceso de renovación se extendió de marzo de 2016 hasta ahora y dejó 79 habitaciones de diferentes tamaños, adaptadas a la estructura patrimonial: las ventanas, las paredes, los espacios para las puertas, el patio de luz. Para resolver la instalación de aire acondicionado, luces y demás, se utilizó un revestimiento en las paredes, por el cual suben los cables y los tubos.

Cada paso del proceso registra las aprobaciones por parte de Patrimonio Cultural, el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, Bomberos de Costa Rica, Acueductos y Alcantarillados, Compañía Nacional de Fuerza y Luz, Ministerio de Salud y la Municipalidad de San José.

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Lobby en el quinto piso

Las arcadas y los mosaicos del primer nivel fueron restaurados y en pocos días serán ocupados por un restaurante Cosí. Al entrar hay apenas un escritorio, una pantalla con los horarios de vuelos del Aeropuerto Juan Santamaría y un pasillo hacia el patio de luz, por el cual sube un elevador panorámico, de vidrio por los cuatro costados.

En el ascenso hacia el lobby, ubicado en el quinto piso, la vista corresponde a las ventanas y muros internos originales, además de un patio de mosaico que habría sido ideal para una zona común, pero que no tiene acceso pues las paredes que lo rodean corresponden a habitaciones, y esas no se podían modificar.

“Del piso uno al cuatro no se podía meter la recepción, entonces decidimos meterla aquí arriba, en el quinto piso, y darle un ambiente más moderno”, comentó Tupi.

El espacio abierto del quinto piso tiene la recepción en el centro, un gimnasio en la esquina noroeste, junto al centro de negocios. En la esquina noreste hay un salón para 60 personas.

El resto de la cara este está ocupado por salas de estar, con mobiliario moderno e iluminación cálida. Un piano bar y el restaurante ocupan la esquina sureste y parte del costado sur, aunque con distribución abierta, sin muros.

El atractivo de este espacio es la vista: la Plaza de la Cultura, el Teatro Nacional y las montañas del sur del Valle Central dominan el horizonte. En días despejados posiblemente se aprecien también las montañas del Este. San José muestra su mejor perfil.

El bar y el restaurante resultaron un éxito de convocatoria antes de lo previsto, pues desde la apertura han recibido público sin cesar, y en su primer fin de semana registraron ocupación cercana al 100%.

El hotel ve en el consumidor nacional uno de sus públicos estratégicos, y lanza la invitación a entrar, tomar fotografías y disfrutar del paisaje. Esta intención se refleja también en el rango de precios: la mayoría de platos fuertes se encuentra entre los ¢6.500 y los ¢11.000, con el plato más costoso (un corte de entraña) por ¢13.450.

Un espacio del restaurante cierra todos los días para dedicación exclusiva a los clientes ejecutivos y VIP, y ahí se sirven bebidas y bocadillos complementarios. El resto del área social recibe visitantes de 6 a.m. a 10 p.m. para comidas completas y hasta la 1 a.m. en el bar, donde también se puede comer.

Espacios mixtos

En el cuarto piso está la suite presidencial, la misma donde se hospedó John F. Kennedy en marzo de 1963, pero el mobiliario original está distribuido en los descansos de los pisos de hospedaje. Las sillas, escritorios, taburetes y gramófonos evocan el perfil del más célebre huésped del Hotel.

También hay fotos antiguas del edificio, por ejemplo, en su inauguración de 1930, sin el quinto piso, pero también del terreno antes del Hotel, y la San José de principios del siglo pasado. Esto contrasta con los recursos modernos, como los vidrios de insonorización que recubren las ventanas originales por dentro y evitan que el ruido de la Avenida Segunda entre a las habitaciones.

Los espacios de hospedaje se dividen en clase standard, ejecutiva, junior y la suite presidencial, pero no hay dos espacios iguales, pues se adaptan a la estructura patrimonial. Uno de los principales diferenciadores es la vista: en la esquina sureste los huéspedes se despiertan con la fachada del Teatro Nacional en su ventana.

Una junior suite en esa esquina del tercer piso, por ejemplo, se conecta con las dos habitaciones aledañas e incluye sala de estar y dos pantallas.

Además de Internet complementaria y facilidades como bata, aplanchador o coffee maker, el Hotel demuestra su ubicación tropical con la inclusión de un paraguas en cada habitación, porque una lluvia inesperada no debería ser impedimento para caminar por San José.