Colectivos de diseño generan espacios de promoción para diseñadores nacionales

El mercado costarricense alberga al menos 100 diseñadores nacionales bien posicionados

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Los diseñadores nacionales encontraron el país nuevos lugares que le permiten incursionar en el mercado costarricense.

Hace cinco años, no existía más que las carretas de madera pintadas a mano y hoy, el mercado costarricense alberga al menos 100 diseñadores nacionales bien posicionados.

Más de 12 colectivos de diseño, espacios donde los diseñadores ofrecen sus productos, han hecho que logren posicionarse en el competitivo mercado nacional e incluso, han surgido como una oportunidad para que puedan tener sus propios espacios comerciales.

Los espacios –generalmente pequeños locales bajo un concepto abierto– brindan su punto comercial a todo tipo de diseñadores y emprendedores del país desde orfebres, hasta diseñadores gráficos y diseñadores de moda, creadores de prendas de vestir, carteras y muchos otros productos más.

El negocio opera con cuota mensual que va desde $100 hasta $500, dependiendo del espacio que cada marca necesite, para mantener el espacio y compartirse los gastos entre todos los expositores.

Apartado Creativo, en Guachipelín de Escazú; Sin Domicilio Fijo, en Escazú centro; deaquí y deallá, en Los Yoses; EntreCinco, en Escazú y la tienda de Museos del Banco Central, en San José Centro, son algunos de los espacios que han ayudado al desarrollo de marcas nacionales en los últimos cinco años.

Las tiendas surgieron como una oportunidad a pequeños diseñadores y emprendedores para que lograran darse a conocer en el mercado, y hoy son un rentable negocio que cada vez cobra más fuerza.

La principal ventaja de estos lugares es que permite que las marcas de diseño puedan estar en "varios lugares a la vez", una posibilidad que no podrían lograr con una tienda propia.

Diana Casco, socia de la marca nacional de carteras Artefacto, comentó que los costos operativos del diseño nacional son muy elevados, sobre todo porque materiales como el cuero y broches no se producen en el país, por lo que deben ser importados y la manufactura resulta costosa para los productores.

Casco afirma que los colectivos brindan la posibilidad de estar presente en diferentes puntos estratégicos del país a un costo accesible no solo para los productores sino también para los clientes, ya que, según comenta, ofrecer sus productos en espacios compartidos permite que el costo final para el cliente sea más bajo que si tuvieran tiendas propias.

Para evitar la competencia directa entre diseñadores y que todos los productos tengan rotación, las tiendas establecen qué tipo de productos pueden ofrecer en sus espacios de acuerdo a los que ya tienen en venta.

Las tiendas buscan productos de calidad, que puedan ofrecer garantía a los clientes, que manejen buen inventario y sobre todo que tengan una fuerte presencia en redes sociales. A cambio, ofrecen exposición al mercado, un espacio de acuerdo a las necesidades de la marca, la posibilidad de realizar eventos de promoción y la presencia en eventos del colectivo.

Para la orfebre Jimena Bolaños, quien ofrece sus productos de joyería en tres colectivos de diseño en el país, estos lugares crean conciencia en los clientes nacionales para comprar productos hechos en el país.

Según comenta, los consumidores cada vez buscan con más frecuencia comprar en tiendas de diseño, por la gran oferta y variedad de artículos que ofrecen.

Algunas tiendas como la del Museos del Banco Central, compra a algunos diseñadores nacionales las colecciones completas de sus productos para ofrecerlos en su tienda.

Nuevos pasos

Priscilla Aguirre, dueña de Holalola, una marca de papelería nacional enfocada en ilustraciones que destacan ciudades y tradiciones costarricenses empezó su negocio exponiéndose en estos espacios.

Sin embargo, decidió invertir en su espacio propio ubicado en Los Yoses, gracias al crecimiento que tuvo como resultado de participar en colectivos de diseño y ferias.

"La tienda nos da la posibilidad de llevar el producto a ferias y a estos espacios, pero también sirve como un estudio y como un punto de venta", comentó Aguirre.

A pesar de tener su propia tienda, sigue llevando su marca a colectivos de diseño del otro lado de la capital, para acceder a otro tipo de mercado.

"Para un diseñador es difícil tener una tienda. Debe tenerse atrás una cadena de distribución a otros lugares para que el negocio sea rentable", afirmó.

Holalola se distribuye en casi 27 tiendas en todo el país, incluidos aeropuertos, ya que su producto se orienta principalmente al turista internacional.

Cada espacio cuenta con características diferentes de accesibilidad, diseño y precios, por lo que los emprendedores pueden elegir el que se adapta más a sus necesidades y enfoque de negocio.

Otros colectivos han desarrollado un concepto mixto para obtener una mejor rentabilidad en el negocio.

Sin Domicilio Fijo, además de productos de diseño nacional, ofrece un espacio de cafetería y restaurant, donde los clientes pueden encontrar un ambiente diferente entre las calles del centro de Escazú.