EF Explica: La Champions pudo más que la Superliga y al ser líder del mercado aplicó sus ventajas competitivas ante una amenaza

Un intento separatista de 12 grandes equipos europeos se cayó cuando la FIFA puso en juego la continuidad de su principal torneo oficial entre clubes de la zona: la Champions League

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Chelsea, Real Madrid y Manchester City “deben ser expulsados” de la principal competencia de clubes, la Champions League, en la cual son semifinalistas este año. Lo dijo el 18 de abril Jesper Moller, el presidente de la Federación danesa de fútbol y miembro del comité ejecutivo de la UEFA (unión de asociaciones de fútbol europeas, por sus siglas en inglés).

Moller se refería así a las primeras consecuencias que tendría la creación de la Superliga, una iniciativa del presidente del equipo de Real Madrid, Florentino Pérez, respaldada por sus similares de algunos de los principales clubes europeos y con financiamiento por más de $4.000 millones.

La propuesta del torneo independiente estuvo viva apenas 48 horas y su principal promotor, Pérez, reconoció en un programa de radio, el 22 de abril, que el proyecto ya se encontraba en stand-by.

Sin embargo, las consecuencias positivas y negativas de este intento de liga paralela seguirán sacudiendo al fútbol, como deporte y como negocio: La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) afirmó que los clubes serán castigados por el intento, pero también reconoció, en forma indirecta, que hay problemas con sus formatos de competencia actuales y aplicará cambios significativos en el desarrollo de la Champions League e incluso en sus recompensas financieras.

Alrededor del mundo se ha tildado de “codiciosos” y “egoístas” a los clubes que impulsan la liga independiente, haciéndose eco de la posición oficial. Pero el fútbol está lejos de ser una actividad sin fines de lucro, y su principal autoridad, la FIFA, también es reconocida por sus limitaciones a la hora de compartir el control del negocio.

Además, la separación de los equipos poderosos (germen de la Premier League inglesa y de otros campeonatos nacionales), la creación de brechas por ingresos desiguales (evidente en la Liga Española) y la privatización de las transmisiones (caso de la primera división local), son los factores que se le critican a la Superliga por dificultar el acceso al fútbol en condiciones de igualdad, pero en otros lugares y momentos sí cuentan con la aprobación de FIFA.

¿Murió la Superliga?

Tal como se planteó en su presentación del 18 de abril, sí, el desarrollo de la Superliga está descartado. Así lo reconocieron ya varios de los presidentes de los clubes promotores, como Andrea Agnelli, presidente de la Juventus de Turín, club histórico del fútbol italiano.

Pérez y Agnelli han sido reconocidos como los “grandes perdedores” de este proceso. Incluso, el líder de la “Juve” debió renunciar a su puesto como presidente de la ECA (asociación de clubes europeos, por sus siglas en inglés) para asumir su rol en la Superliga. Ahora el qatarí Nasser Al-Khelaifi, presidente del París Saint-Germain, de la Ligue 1 francesa, ocupa su lugar. Este es el equipo al que pertenece el portero costarricense Keylor Navas y uno de los semifinalistas de la Champions este año. La organización habría rechazado la propuesta de sumarse a la Superliga.

El movimiento podría resucitar, pues los motivos de negocios que lo impulsaron se mantienen vigentes. Agnelli había dicho al periódico italiano La Repubblica, que defendía el proyecto porque el fútbol “ya no es un juego sino un sector industrial y necesita estabilidad”.

Pérez también insistió en la necesidad de generar más ingresos porque “hay que salvar al fútbol”, muy afectado económicamente por la pandemia de COVID-19, según publicó la agencia AFP.

La justificación para la existencia de la Superliga era generar una mayor cantidad de partidos de fútbol de “alto nivel”, por los cuales los aficionados y las empresas de retransmisión televisiva, estuvieran dispuestos a pagar de más. Aunque asumirse como organizaciones más importantes que sus pares en Europa es un acto arrogante, la iniciativa se sostiene en los números de los clubes que la respaldaban y prometía generar decenas de miles de millones de dólares, de los cuales los equipos se comprometían a democratizar alguna porción por la vía de aportes solidarios.

El presidente del Real Madrid también recordó que los 12 clubes promotores “han firmado contratos” y que para salir deberán hacer frente a indemnizaciones, sin precisar a cuánto ascienden las cláusulas de penalización. “No se puede salir uno de la Superliga así como así”, advirtió.

Sin duda, las empresas detrás de esos equipos conocen los alcances del contrato recién firmado, es la fuerza de la reacción la que sí fue una sorpresa para todos: a pocas horas de las declaraciones de Moller, el organismo rector del fútbol global advirtió que “los clubes en cuestión no podrán jugar en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo o mundial, y sus jugadores podrían verse privados de la oportunidad de representar a sus selecciones nacionales”.

¿Afectar el desarrollo del Campeonato Mundial? ¿Decir no al torneo local y la Champions? Los dos equipos ingleses seminifinalistas de esta última competencia están entre los primeros en abandonar el barco de la Superliga: Chelsea y Manchester City. La posibilidad de levantar ‘la orejona’, como se conoce al trofeo del ganador de la Champions League, pudo más que las promesas del nuevo torneo, al menos en este momento.

El equipo legal que asesoraba a la Superliga estaba preparado. En una publicación de The New York Times del 19 de abril se registró que la compañía creada para controlar la nueva liga había enviado una carta a la FIFA y a la UEFA con dos líneas de contenido: su interés de “negociar” y la presentación de acciones judiciales en distintas cortes europeas para evitar “medidas que pusieran en riesgo el proyecto”.

Es decir, en su planteamiento, el objetivo de la Superliga era coexistir con la Champions, aunque sus promotores “olvidaron” negociar de previo con la contraparte.

La organización global y su brazo europeo recurrieron a las ventajas de ser los líderes del mercado al que la nueva organización pretendía ingresar: recurrieron a volcar a los aficionados contra la iniciativa y, a pesar de carecer de vías legales para aplicar castigos de inmediato, sí los anunciaron. El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, llegó a llamar “víboras” a los presidentes de los clubes promotores de la Superliga.

Y más adelante, con la iniciativa ya descartada, siguió atizando el temor y dijo: “Hay relativamente pocas opciones de que los partidos (de las semifinales de Champions) no se disputen, pero en el futuro será diferente”, en una entrevista el miércoles 21 de abril por la noche, en su país, Eslovenia, según registró la agencia AFP.

La posición de rechazo va más allá, tal como lo resumió Karl-Erik Nilsson, uno de los vicepresidentes de la confederación europea, para quien el proyecto “ya ha tenido consecuencias de una cierta manera, porque (los clubes fundadores) tienen que vivir con su vergüenza”.

El dirigente sueco, citado por el sitio Fotbollskanalen y así publicado por AFP, afirmó que estarán en discusión las “consecuencias adicionales” en próximas reuniones de la UEFA, aunque la confianza y la credibilidad de esos clubes ya estén afectadas.

La fallida Superliga “debilitó” a los poderosos dentro de la UEFA y favoreció a los que se alinearon con las autoridades, dándoles más partidos en el nuevo formato de la Champions.

Pero los promotores de la Superliga son de peso y lo saben: incluyen a la mayoría de los clubes más valiosos del mundo en términos de generación de ingresos (el Barcelona y el Real Madrid, de hecho ocupan los puestos 1 y 2 este año, con valores superiores a los $4 billones) y los que mueven las aficiones globales más grandes.

A esto apelarán, sin duda, y aunque esta vez el líder del mercado los haya sacado de la competencia directa, en los negocios siempre existe la posibilidad de la disrupción, y muchas veces las acciones del líder de mercado son las que abren la puerta al competidor que luego cambia la industria de golpe.

Un intento fallido

Los días que sacudieron el negocio del fútbol como funciona hoy. Paso a paso del anuncio, la polémica y la caída del proyecto de la Superliga.

Domingo 18 de abril

-Un comunicado de tres páginas con el encabezamiento ‘La Superliga’ llega a los medios: doce clubes de los más ricos de Europa (Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Manchester United, Manchester City, Liverpool, Arsenal, Tottenham, Chelsea, AC Milan, Inter de Milán y Juventus) anuncian la creación de su propia competición, casi cerrada, con 15 espacios para miembros fundadores y cinco para invitados.

Lunes 19 de abril

-En una carta a la que tiene acceso la AFP, la Superliga advierte a la UEFA y la FIFA que han lanzado “un procedimiento ante las jurisdicciones competentes, para garantizar la instauración y el funcionamiento sin sobresaltos de la competición”.

-El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, se presenta en conferencia de prensa: la Superliga es “una propuesta vergonzosa” de algunas “serpientes” que están “guiadas por la codicia”, “un escupitajo a la cara de todos los amantes del fútbol”. Ceferin promete responder y anuncia la aprobación de la reforma de la Liga de Campeones.

-Las acciones de la Juventus y del Manchester United, los dos clubes que cotizan en Bolsa entre los promotres de la Superliga, experimentan fuertes subidas.

-Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y líder de la Superliga, aparece en el programa de televisión español El Chiringuito, para defender el proyecto y asegurar que es “imposible” que la UEFA sancione a los clubes secesionistas o a los jugadores.

-Sobre la reforma de la Champions, que entraría en vigor en 2024, Pérez exclamó: “¡En 2024 estaremos todos muertos!”, en referencia a las dificultades financieras de los clubes por la pandemia.

Martes 20 de abril

-Gianni Infantino, presidente de la FIFA, frecuentemente en desacuerdo con Ceferin, da su apoyo a la UEFA: delante del congreso de la instancia europea y de sus 55 federaciones miembro, el dirigente fustiga a los rebeldes, “que deberán asumir las consecuencias” de su ruptura.

-Las federaciones aprueban un texto por unanimidad en el que se condena la Superliga y a sus promotores, aunque Ceferin deja la puerta abierta a la negociación. “Aún es tiempo de cambiar de opinión”, dice.

-La batalla judicial toma forma: un tribunal mercantil de Madrid prohíbe a la UEFA y la FIFA cualquier medida contra el lanzamiento de la Superliga a la espera de una decisión sobre el fondo del caso.

-El Manchester City anuncia que su salida del proyecto. Detrás de él, los otros cinco clubes ingleses involucrados (Liverpool, Manchester United, Arsenal, Tottenham y Chelsea) anuncian su renuncia.

-Los promotores de la Superliga, en el que ya solo quedan tres clubes españoles (Real Madrid, Barcelona y Atlético) y tres italianos (AC Milan, Inter y Juventus) sacan un comunicado en el que expresan su deseo de “reconsiderar las etapas más apropiadas para remodelar el proyecto”.

Miércoles 21 abril

-Andrea Agnelli, presidente de la Juventus, estima que el proyecto ya no puede existir sin los seis clubes ingleses. La Juventus se desploma en Bolsa.

-El Atlético de Madrid y el Inter de Milán oficializan su salida del proyecto.

-AC Milan y Juventus publican comunicados en los que no hacen una renuncia formal pero admiten que la idea no ha llegado a buen puerto.

-Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y líder de la Superliga, reconoce que el proyecto está en pausa.