Efecto acumulativo de los cierres empeoraría los problemas para los pubs ingleses durante el segundo confinamiento

Sólo podrán vender productos para llevar o entregar a domicilio

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Denunciando “la gota que colma el vaso”, los pubs de Inglaterra están alarmados por las consecuencias de un segundo confinamiento contra el coronavirus, a partir del 5 de noviembre.

Desde el jueves y hasta el 2 de diciembre, los 56 millones de habitantes de Inglaterra están llamados a trabajar desde casa si pueden y a salir solo por motivos esenciales.

Todos los comercios salvo alimentación y farmacias tendrán que cerrar y los restaurantes y pubs sólo podrán vender comida para llevar o entregar a domicilio.

La Asociación de Pubs y Cervecerías, que representa a unos 20.000 establecimientos en el Reino Unido, advirtió que este segundo cierre podría ser ‘la gota que colma el vaso’ para miles de pubs y cervecerías.

Emma McLarkin, directora ejecutiva de la Asociación, afirmó que la medida creará importantes interrupciones en la cadena de suministro de los comercios, que ven sus negocios en gran peligro.

Los pubs, o "public houses" (casas públicas), han sido durante siglos el epicentro de la vida social en Inglaterra y su cierre se ha convertido en un emblema de los trastornos asociados a la pandemia.

Cuando anunció el primer cierre de pubs en marzo, el primer ministro Boris Johnson calificó de "desgarradora" su decisión de quitar "a las personas nacidas libres en el Reino Unido el antiguo e inalienable derecho de a ir al pub".

Aunque algunos pudieron reabrir a partir de julio, las medidas distanciamiento y el posterior cierre a las 22 horas redujeron considerablemente sus ingresos.

Por eso el organismo sectorial UK Hospitality teme que este segundo confinamiento sea más difícil de superar que el anterior, debido a la acumulación.

"Si el sector de la restauración y la hostelería, el tercer mayor proveedor de empleos en nuestro país, quiere sobrevivir, necesitará el mismo o más apoyo que en el primer confinamiento", dice a la AFP Kate Nicholls, directora gerente de UK Hospitality.

Colgando de un hilo

La cervecera West Berkshire normalmente produce cinco millones de pintas de cerveza al año y gestiona cinco pubs.

Pero el primer cierre fue "catastrófico" para la empresa, explica su director Tom Lucas, que vio caer el negocio en un 85%.

Y la empresa "nunca se recuperó, ese es el problema", se lamenta.

"A pesar de que reabrimos nuestros pubs, estos perdieron entre 30% y 50% de su facturación respecto al año anterior", afirma.

Su cervecera pudo compensar dedicándose al embotellado para otros productores. Pero no todo el mundo fue capaz de adaptarse tan fácilmente, reconoce Lucas, y "esto ha puesto una enorme presión en el sector".

En el habitualmente animado barrio londinense del Soho, Joe Curran, propietario del pub The Queen's Head, no sabe muy bien qué tipo de negocio tendrá en diciembre.

"Vamos a pagar por esto durante años. Este cierre nos costará miles de euros más", se preocupa. "Cuando se cuelga de un hilo, hay que pensar seriamente en lo que implica".

A la deriva

Para Curran, como para miles de otros propietarios, este segundo confinamiento no podía llegar en peor momento, ya que la época prenavideña es tradicionalmente la de mayor actividad.

“Puede que podamos reabrir en diciembre, pero no podremos reabrir como de costumbre”, afirma, subrayando que este es el mes en que suelen repuntar las ventas.

Desde la Bank Tavern en Bristol, en el oeste de Inglaterra, Sam Gregory está furioso. Denuncia que los dueños de los pubs van a pagar los platos rotos por la falta de previsión del gobierno.

"Es una política impulsiva", fustiga, denunciando medidas "sin sentido" y "anunciadas en el último minuto".

TradeWaste, organismo responsable de la recogida y el reciclaje de residuos para las empresas, denunció que 7,5 millones de pintas de cerveza se echarían a perder debido al segundo confinamiento, sumándose a los 70 millones del primero.

Y lanzó una campaña que el miércoles dio sus frutos: el gobierno autorizó a los pubs a vender cerveza para llevar a condición que "se haya pedido por adelantado y los clientes no entren en el local", explicó Charlotte Green de TradeWaste.

El organismo celebró este “balón de oxígeno” al sector, que permitirá no tener que tirar toda la cerveza de barril restante al entrar en vigor el confinamiento.