El sushi, arte y tecnología en su plato

La tecnología limita las pérdidas al evaluar la cantidad necesaria

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Es la imagen de la tradición culinaria depurada: una bola de arroz y un pedazo de pescado ensamblados por manos expertas. Pero en Japón, ni siquiera el arte del sushi escapa al progreso de la 'hi-tech'.

Hace medio siglo aparecieron en el archipiélago los "kaitenzushi", esos restaurantes donde los sushis desfilan sobre una cinta giratoria que permite al cliente atrapar el plato que quiere.

Este tipo de sushis son parcialmente concebidos por robots: uno calibra las bolas de arroz, otro inyecta la dosis de wasabi (una especie de mostaza japonesa) antes de que el cocinero coloque un pequeño trozo de pescado o una gamba encima.

Antaño, el color del plato indicaba el precio y al terminar la colación, un empleado hacía el recuento y presentaba la factura.

Actualmente, es todavía más simple y rápido: cada plato tiene un chip electrónico que ofrece todas las informaciones.

Además, los sushis llegan en un pequeño plato cubierto con una tapa de plástico duro concebida para conservar el frescor.

Cuando alguien agarra el plato, la tapa de plástico se levanta sola y vuelve a la cocina en busca de otro plato y, mientras el cliente come, los datos (tipo de comida y tiempo que ha pasado en la cinta giratoria) son transmitidos al sistema informático del restaurante.

Kura cuenta con un "centro de análisis" del que dependen 300 establecimientos. De esta forma se puede saber en tiempo real lo que sale rápido, lo que se queda más tiempo, etcétera.

Incluso, se filma a los clientes ---no los rostros por respeto a su vida privada, sino, las siluetas---. Estas imágenes son enviadas a decenas de supervisores, quienes, ya sea trasladándose a los restaurantes o desde un centro informático, pueden evaluar si la variedad y la cantidad de sushi está adaptada a la clientela presente.

Las cámaras pueden ampliar las imágenes del sushi para verificar su aspecto, su frescor y su calidad.

En la cocina, los preparadores también ven en todo momento cuántos adultos y niños están comiendo y cuánto tiempo les queda.

"Aunque las 199 sillas del establecimiento estén ocupadas, el número de sushis que hay que enviar dependerá también del tiempo que un cliente u otro permanezca en la mesa", explica Akihiro Tsuji.

De esta forma, la tecnología limita las pérdidas al evaluar la cantidad necesaria de acuerdo a los datos acumulados en el pasado en circunstancias similares.

Si el cliente no encuentra lo que busca en la cinta giratoria, tiene la posibilidad de pedir una especialidad, en general en la pantalla táctil y a veces bilingüe, instalada frente a él.

El sushi deseado llega entonces por una cinta "especial" a gran velocidad, situada por encima de la vía normal que utilizan los sushis "lentos".

Algunos bares de sushi ya han cambiado la clásica cinta giratoria "bus común" por un sistema "taxi" por demanda sobre tres vías superpuestas: tan pronto como se ordenan los sushis en la pantalla, llegan a toda velocidad y se paran exactamente delante del cliente que los ha pedido.