Movimiento gastrónomico Slow food trata de posicionarse en Costa Rica

Poco conocimiento de la estrategia en el país se debe a que todavía se carece de masa crítica de consumidores que haya integrado estas prácticas en su diario vivir

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Rutas agroalimentarias, apoyo a agricultores e impulso de platillos nacionales son parte de los esfuerzos que ha hecho la organización Convivium Slow Food de San José por posicionar este movimiento en Costa Rica que, por ahora, tiene poca difusión.

Slow food (comida lenta) es un movimiento nacido en Italia en 1986 con el objetivo de evitar la estandarización de la gastronomía (como lo que hacen los restaurantes de comidas rápidas), por lo que en cada país donde se desarrolla se adapta a la comida del lugar. Su símbolo es el caracol, emblema de la lentitud, y opera actualmente en unos 160 países.

En Costa Rica, la iniciativa es impulsada por la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Centro Nacional de Alta Tecnología (Cenat).

Patricia Sánchez, coordinadora del Programa de Seguridad Alimentaria y Agromática del Cenat e impulsora del Convivium Slow Food de San José, informó que las labores de este movimiento se han concentrado en tres objetivos.

El primero es promover productos con calidad nutritiva, sin agroquímicos y a precio justo, así como enseñarle al consumidor los beneficios de estas variedades. Para ello, la organización cuenta con un Mercado de la Tierra, que se ubica en diferentes zonas del país.

Además de la venta directa, el movimiento promueve las rutas agroalimentarias de productos como café, quesos, frutales y cárnicos, y algunos productos olvidados, con la meta de dar a conocer sus propiedades.

Convivium Slow Food de San José también realiza cada año un calendario de recetas propias de Costa Rica.

Poca difusión

Pese a la organización, el movimiento no ha tenido la difusión esperada. Alfredo Echeverría, asesor de la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore), comentó que el poco conocimiento de la estrategia en el país se debe a que todavía se carece de masa crítica de consumidores que haya integrado estas prácticas en su diario vivir.

"Para que los restaurantes puedan ser exitosos requieren de una demanda de sus productos, es decir, la oferta gastronómica es un reflejo del gusto y preferencias de un mercado, ningún restaurante podrá subsistir sin una demanda", comentó Echeverría.

Sin embargo, representa una oportunidad de negocio para el gremio de restaurantes. Alejandro Madrigal, director Ejecutivo de Cacore, indicó que el primer paso es que los propietarios de los restaurantes entiendan que existe un buen futuro para la comida responsable y que se puede contribuir a lograr mejores resultados integrando progresivamente platos y bebidas elaboradas con productos elaborados responsablemente.

Slow Food no es la única estrategia que apunta a rescatar la gastronomía nacional. El Plan Nacional de Gastronomía Sostenible y Saludable, impulsado por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y otras organizaciones del sector, está orientado a generar una oferta gastronómica costarricense más diversa, que muestre la riqueza de platillos tradicionales que existen en las diferentes zonas del país, comentó Ruth Alfaro, jefa del Departamento de Desarrollo Turístico.

Madrigal consideró que con el impulso del Plan de Gastronomía el movimiento Slow Food podrá difundirse más en el país.