Takata, de líder mundial de los airbags a la bancarrota

Actualmente, que llegó a ser número dos del mercado mundial, tiene 46.000 empleados y 56 fábricas en 20 países

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Tokio. El fabricante de componentes para automóviles japonés Takata llegó a ser número dos mundial de los airbags pero sus productos defectuosos le llevaron a la bancarrota, la más grave de la historia de Japón desde la Segunda Guerra Mundial.

Takata fue fundado en 1933 en la prefectura de Shiga (ouest) par Takezo Takada, abuelo del actual presidente de la compañía Shigehisa Takada.

El negocio empezó en el sector textil y fabricando salvavidas, hasta que en los años 1950 empezaron a fabricar componentes para automóviles.

Inspirándose en Estados Unidos, Takata desarrolló cinturones de seguridad utilizando la técnica de los paracaídas. En 1960 fue el primero en comercializar en Japón un cinturón con dos puntos de apoyo.

En los años 1970, el grupo fue también el primero en vender sillas especiales para niños y en 1987 empezó a producir airbags, primero para Honda y luego para otros constructores.

Takata llego a ser líder en el mercado de los airbags y los cinturones, con un 20% del mercado mundial antes del escándalo.

Actualmente, tiene 46.000 empleados y 56 fábricas en 20 países, con una facturación de 663 billones de yenes en 2016/17 (5.300 millones de euros al curso actual), cerca del 90% en el extranjero.

En Japón, el grupo tiene 571 proveedores y 60.000 empleados, según la consultora Teikoku Databank.

En los años 2000, Takata empezó a utilizar en sus airbags un nuevo agente químico, el nitrato de amonio, pero sin acompañarlo de un agente desecante.

Esta combinación hace que el airbag no pueda absorber la humedad y, en condiciones climáticas extremas, puede llegar a explotar, proyectando fragmentos sobre el conductor y el pasajero.

Takata fue acusada de haber intentado disimular durante años el problema, pensando sólo en sus beneficios y no en la seguridad.

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Honda, su principal cliente, lanzó en 2008 la primera llamada a revisión de airbags.

Pero el caso estalló a nivel mundial recién en 2014 tras la investigación de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en ingles) de Estados Unidos.

Fue entonces cuando se dieron a conocer varios fallecimientos por la explosión de airbags ocurridos en años anteriores. Por el momento se conocen 16, 11 de ellos en Estados Unidos, así como un centenar de heridos.

Inicialmente, Takata rechazó cualquier responsabilidad y luego se disculpó en numerosas ocasiones pero sin dar explicaciones, una gestión de la crisis que contribuyó a su mala imagen.

En total, cerca de cien millones de airbags han sido declarados defectuosos, de ellos 70 millones solo en Estados Unidos. El coste estimado es 1,3 billones de yenes, según la consultora Tokyo Shoko.

Para hacer frente a estas reclamaciones, Takata se endeudó enormemente en los últimos años pero ese peso hundió a la empresa, que perderá probablemente su nombre.

Además Shigehisa Takada, herredero de la familia fundadora, propietaria del 60% del grupo, tendrá que dimitir.