Ya brilla el fuego olímpico en Japón, bajo la amenaza de la pandemia

La ceremonia de apertura se hizo sin público, con restricciones sanitarias y mínima participación de los patrocinadores

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Tras una larga espera y después de muchas dudas y dificultades, este 23 de julio el emperador japonés Naruhito declaró oficialmente abiertos los juegos de Tokio 2020, un año después de lo previsto, en una ceremonia sin público en el Estadio Olímpico y con restricciones en el tradicional desfile de los deportistas.

La apertura tuvo lugar ante menos de 1.000 personalidades y dirigentes, para minimizar los riesgos de la pandemia por COVID-19, en un estadio con capacidad para 68.000 personas.

“Declaro abiertos los Juegos de Tokio”, pronunció solemnemente el emperador, según la fórmula consagrada para la ocasión, en los que ya se han bautizado como ‘los Juegos de la Pandemia’.

Un pequeño grupo de ciudadanos se concentró en los alrededores del Estadio Olímpico para protestar por el evento, portando el mensaje (en inglés) “Cancelen los Juegos. Salven vidas”.

En su discurso, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Thomas Bach admitió que estos Juegos serán "muy diferentes a lo que todos nosotros hubiésemos podido imaginar", pero destacó que "hoy es un momento de esperanza".

Los deportistas, quienes serán sometidos a controles anticovid diarios, desfilaron con restricciones: mascarillas, sin poder saltar ni bailar, y abandonando el estadio, sin poder quedarse hasta el final de la ceremonia.

La delegación de Costa Rica vistió prendas del diseñador nacional Fabrizzio Berrocal y fue encabezada por la atleta Andrea Vargas, quien asiste a las justas con su hermana, la marchista Noelia Vargas. Por primera vez, una gimnasta costarricense clasificó a las justas, Luciana Alvarado, y además habrá dos representantes del país en la disciplina de surf: Brisa Hennessy y Leilani McGonagle. En total, 13 atletas competirán con la bandera costarricense en Tokyo. El grupo está compuesto por ocho mujeres y cinco hombres.

Inicio de una nueva era

Los temores a que los más de 11.000 deportistas llegados de todo el mundo puedan convertirse en un foco de contagio de COVID-19 han provocado que la mayoría de los japoneses se muestren contrarios a los Juegos, según las encuestas.

Y los Juegos se disputarán con Tokio en estado de emergencia, lo que supone, por ejemplo, que los bares y restaurantes tienen que cerrar a las 20:00 locales. Tampoco se admite la presencia de extranjeros y la mayoría de pruebas se disputarán a puerta cerrada.

No obstante, cientos de japoneses se acercaron a los alrededores del Estadio Olímpico para vivir el ambiente olímpico, aunque tuvieron que ver la ceremonia a través de la pantalla del teléfono móvil.

Otra señal de la antipatía del país anfitrión por esta edición de los Juegos: varios de los principales patrocinadores de la cita, como las multinacionales Toyota, Panasonic, Fujitsu y NEC, no enviaron representantes a la ceremonia.

Hasta el emperador Naruhito admitió las dificultades: “Gestionar los Juegos mientras se toman al mismo tiempo todas las medidas posibles contra la COVID-19 está lejos de ser una tarea fácil”, habría dicho el mandatario a Bach en una visita del patrón del olimpismo al palacio imperial el jueves 22, según la agencia Kyodo News.

Esa visita coincidió con el día que se declararon 1.979 nuevas infecciones por COVID-19, la cifra más alta desde enero, pese a que Japón ha estado bastante protegido de la pandemia. Los 15.000 fallecidos registrados es una cifra muy inferior a la otros países.

Bach se ha esforzado durante los últimos meses por evitar la cancelación del evento, pero también ha admitido las dificultades: “En los últimos 15 meses hemos tenido que tomar muchas decisiones sobre bases muy inciertas. Teníamos dudas cada día. Hemos deliberado y discutido. Hubo noches sin dormir”, dijo en la inauguración de la sesión del COI el martes.

“El final del túnel”

“Finalmente estamos viendo el final del túnel. La cancelación nunca fue una opción para nosotros. El COI nunca abandona a sus atletas”, añadió Bach.

Pero en el mantenimiento de los Juegos también se mezclan intereses económicos. Japón ha gastado casi $15.500 millones en el evento, con un sobrecoste de $2.700 millones por el aplazamiento y las medidas sanitarias implantadas.

Los organizadores japoneses no solo han tenido que enfrentarse a los problemas derivados de la pandemia, sino también a varios escándalos que han manchado su imagen, con la dimisión de cuatro de sus figuras organizadoras desde febrero.

En el plano deportivo, algunas competiciones han echado ya a andar, como el fútbol y el sóftbol y este viernes en remo y tiro con arco.

Los organizadores esperan que con la aparición de las estrellas, el público japonés vaya aumentando su apoyo a los Juegos para que se conviertan en un éxito y que en el futuro solo se hable de las hazañas en la pista de atletismo, la piscina o el gimnasio, y se disipe la sombra de la pandemia.