100 días de gobierno: Es hora de definiciones

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Comienza el baile. El nuevo gobierno cumple 100 días y se ve obligado a definiciones.

La ciudadanía ha sido comprensiva, los costarricenses han entendido que el presidente Solís llegó al poder en circunstancias muy particulares: poco tiempo para la transición gubernamental, falta de experiencia en el manejo de la cosa pública, una herencia huelguística y conflictos en su fracción legislativa).

También se ha entendido que era muy difícil bajarse del clímax de la adrenalina y pasar de candidato a mandatario.

Empero, la ciudadanía sigue a la espera de que el Gobierno exponga su estrategia y vaya más allá de las visiones y los fines generales del discurso del 8 de mayo.

Ahora se trata de definir la dirección de largo plazo y articularla con objetivos inmediatos precisos.

Ya pasó la etapa de diagnósticos, se sabe que la finca está encharralada y se espera que se explicite: ¿por dónde va a comenzar la chapia y con qué instrumentos? ¿Qué ha aprendido el señor presidente luego de bailar con ella y cuáles pasos piensa ejecutar para bailar bien?

Los ciudadanos esperan que el Gobierno presente opciones para alcanzar sus objetivos en temas como el déficit fiscal, la baja de las tarifas eléctricas y la infraestructura.

Sin embargo, la estrategia debe ir más allá de lo conceptual y se espera que la administración Solís Rivera identifique las acciones concretas que permitirán alcanzar los objetivos; el país aguarda una hoja de ruta.

Entendemos las dificultades que experimenta un gobierno en minoría parlamentaria; no obstante, es importante que no caiga en una posición reactiva ante las demandas de la izquierda o de la derecha.

A Costa Rica le conviene un gobierno activo (no un equilibrista) con una estrategia clara que articule objetivos con acciones.

El país no debe sucumbir a la inestabilidad gubernamental; el gobierno debe ser exitoso, pero para ello debe encontrar pronto el Norte, si quiere seguir en la ruta de la alegría.