Biden y Latam

Los demócratas tendrán que ser cautelosos en temas que repercuten internamente, tales como migraciones, derechos humanos, narcotráfico, así como presencia rusa y china.

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Las recién pasadas elecciones de medio periodo en los Estados Unidos (EE. UU.) despiertan nueva atención sobre la región latinoamericana y la urgencia de implementar nuevas políticas para gestionar temas álgidos.

Retener el control del senado facilitará nombramientos de embajadores y frenará intentos legislativos trumpistas. Los demócratas tendrán que ser cautelosos en temas que repercuten internamente, tales como migraciones, derechos humanos, narcotráfico, así como presencia rusa y china.

La obsesión cubano americana, anticomunista y con una mentalidad de guerra fría como la de Marco Rubio, ofrecerá una fuerte resistencia. Hay países que calzan con esa visión - Venezuela, Cuba y Nicaragua- pero hablar de un giro regional hacia la izquierda es limitado, porque no distingue las particularidades de cada régimen.

Ni Petro ni Boric pueden ser medidos así. Bolivia, Argentina y Perú son gobiernos electos con retos específicos, aunque el simplismo desde Miami pretenda igualarlos.

Los republicanos usarán su débil mayoría en la Cámara de Representantes para promover investigaciones y su agenda conservadora -techo presupuestario, inflación, crimen-. Las tácticas parlamentarias obstaculizarán a Biden en lo externo.

El nombramiento reciente del Senador Chris Dodd, como representante especial para las Américas, revela voluntad de pasar a la ejecución de nuevas políticas. Negociaciones con Caracas y la búsqueda de buenas relaciones con Colombia, señalan nuevas orientaciones.

La Casa Blanca ejercerá sus poderes constitucionales en política exterior, a pesar del gobierno dividido en Washington. Esperan dos años de gran expectación.