El logro más importante de este gobierno hasta hoy es el inicio de la construcción de la nueva terminal portuaria en Limón, a cargo de APM Terminals y por medio de un contrato de concesión.
Pese a lo excesivo del tiempo que tomó aprobarlo y la oposición de intereses particulares a un proyecto bueno para el país, es una excelente noticia que una concesión de esta magnitud se lleve adelante porque ayuda a establecer un precedente que hay que dejar firmemente establecido.
Me refiero a que el Estado costarricense puede usar alianzas público-privadas para aumentar su base de recursos y avanzar en inversiones y proyectos clave para el crecimiento económico, el progreso social y la sostenibilidad.
La provincia de Limón y su capital, nuestro principal centro de logística internacional, deben iniciar con vigor el proceso de atraer inversiones adicionales como el puerto de cruceros y la marina del puerto, el sistema de alcantarillado y la planta de tratamiento, la construcción de un aeropuerto, un nuevo hospital, la ampliación de la ruta 32 y su conexión con la frontera norte, e inversiones complementarias en zonas francas, industria logística, industria turística y vivienda de clase media; además de potenciar sus respectivas cadenas de valor.
Será clave ahora invertir vigorosamente en capacitar a su gente para que capturen una porción grande y creciente de las oportunidades que se generarán y en esto el Instituto Nacional de Aprendizaje, los colegios técnicos vocacionales, las universidades del Estado y otras instituciones ya presentes en la provincia deberán adaptar sus programas a las necesidades de esta “nueva economía limonense”.
En el próximo lustro, Limón debería ser un gran motor de desarrollo económico para Costa Rica y debería ver cómo crece su progreso social hasta nivelarse con el resto del país, al tiempo que se mantiene como ese maravilloso centro de diversidad cultural y de vida que constituye nuestro Caribe.
Adelante, Limón.