Columna enfoques: Francisco y Barack

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A pesar de diferencias en torno al tema del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo cierto es que el Papa y Obama tuvieron más coincidencias que divergencias en el reciente viaje del pontífice a los Estdos Unidos.

El llamado a la abolición de la pena de muerte coincidió con las posiciones del ala liberal demócrata y el firme respaldo de los jerarcas católicos norteamericanos y su feligresía (70 millones).

La convergencia en este tema también contribuyó a un acuerdo con quienes abogan por una visión del sistema penal más allá de la venganza. La visita del Papa a una cárcel en Filadelfia contribuyó a solidificar las posiciones del presidente Obama por una humanización del sistema penal.

La preocupación de Bergoglio por la salud de la “casa común” coincidió con las del inquilino de la Casa Blanca, enfrentado a la negación de la ultraderecha, que rechaza vínculos entre el cambio climático y la actividad humana.

El llamado del obispo de Roma a combatir la pobreza y la exclusión coincidió más con la agenda de justicia social tradicional en el partido de gobierno, que con el libre mercado de los republicanos. La visita a los indigentes fue un gesto poderoso.

El discurso de paz y negociación del excardenal de Buenos Aires fortaleció las decisiones de Barack con respecto a Irán y Cuba.

La voz en favor de los migrantes y el discurso llamando al orgullo de sus raíces generó simpatía en la comunidad latina, grupo cada vez más importante en las elecciones norteamericanas, y actualmente bajo el ataque de Donald Trump.

El saldo de esta visita fue favorable a Francisco quien ganó buenas voluntades y logró restablecer el prestigio de una Iglesia afectada por los escándalos de pedofilia.

Obama, por su parte, logró apoyo para algunos de sus proyectos más importantes, los latinos encontraron protección frente a los impulsos xenófobos y los demócratas probablemente ganaron posiciones con miras a las elecciones del 2016.