Columna Enfoques: La Sele y el país

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Esta frase la envió un amigo brasileño: “En Brasil pensamos que seguir protestando durante la Copa Mundial es descortés con nuestros invitados. Nuestra frustración ahora se canaliza en apoyo a Costa Rica tanto por el ejemplo que da el equipo como por lo que han logrado como país”.

Lo alcanzado por la Selección Nacional de Fútbol es maravilloso y ejemplar: gran desempeño deportivo basado en planificación, disciplina, profesionalismo, coraje, y respeto a una cultura de colaboración y apoyo mutuo, entre muchos otros atributos.

De sus actores principales se pueden resaltar: Pinto como estratega y líder; Keylor inspirador, valiente, confiable; Celso, administrador inteligente, seguro de sí mismo, incansable respaldo de los demás; Bryan, Campbell y Bolaños creativos, explosivos, dispuestos a arriesgar en el momento oportuno; Yeltsin, González, Umaña, Gamboa, Díaz y Duarte seguros, concentrados y coordinados; Chiqui, Cubero y Barrantes siempre listos a cooperar con la causa en labor de sacrificio. Los demás solidarios y dispuestos.

Lo logrado es resultado del trabajo de todos, cada uno aportando fortalezas y talento a un objetivo común. Un auténtico equipo.

Ojalá la parte de la frase de nuestro amigo que se refiere al país fuera tan cierta como la que se refiere a la Selección.

Nuestros líderes políticos, sindicales y gremiales no parecen tener un objetivo común y, lejos de funcionar como equipo, más bien se limitan y obstaculizan unos a otros. En vez de estrategia, liderazgo, disciplina, valentía, creatividad y coordinación dominan el ambiente la sospecha, la envidia y el egoísmo interesado.

¿Podrá Costa Rica volver a ser ese país que el mundo, con razón, admira?

Porque hoy, con nuestras actitudes, lo hemos estancado en su avance y la mayoría de los temas estratégicos se definen en negociaciones de ganar-perder y no a la luz de un objetivo compartido que nos impulse a ser esa nación ejemplar y no la que hoy vive de glorias pasadas.