Columna Enfoques: Luis Paulino Mora Mora

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Se ha cumplido un mes de la muerte del entonces presidente de la Corte Suprema, Luis Paulino Mora.

Lo conocía desde mi época universitaria, pero no había tenido la oportunidad de relacionarme con él más allá del saludo amable.

Cuando hace algún tiempo pidió mi consejo sobre asuntos del entorno político, no dudé en acudir a su llamado, pues en la actual situación del sistema político, el rumbo del Poder Judicial es muy importante.

Al inicio esperé encontrarme con un abogado encerrado en el mundo de los códigos e interpretaciones jurídicas. Pero pronto me sorprendió con su visión global, plasmada en sus últimos discursos de inauguración del año judicial.

Mora comprendía muy bien que el Poder Judicial es parte del gobierno general del Estado y su paso por la política partidaria, como ministro de Justicia, le había dado esa visión.

Siempre vio al interior de su institución, pero también buscó las articulaciones entre la judicatura y la sociedad.

Nuestras escuelas de derecho se detienen en la ley escrita y dan poca o ninguna importancia a disciplinas relacionadas como la sociología jurídica o la ciencia política.

Hace algún tiempo, algunos profesores se negaron a reconocer la obra de un filósofo del derecho, con el argumento de que este era muy exigente y que discutía de cuestiones muy generales. Lo importante es formar técnicos jurídicos y no juristas.

Luis Paulino fue también un hombre sosegado, preocupado por la búsqueda del justo medio y no por la defensa a ultranza de ideologías políticas o judiciales, aunque ello no obstó para que en el gobierno de su institución y en la resolución de los casos se mostrara como un ardiente defensor de las libertades públicas.

Todavía recuerdo su valiente crítica a los excesos en la aplicación de la prisión preventiva, en contra del punitivismo que ha predominado en los últimos años.

Prudente, inteligente, moderado y visionario. Su ausencia crea orfandad política y judicial.