Columna Enfoques: No mas Kivúes

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Bien hecho por el Minae, la Escuela de Medicina Veterinaria de la UNA y el ministro Edgar Gutiérrez por su intervención en el rescate del león Kivú.

La relación de la humanidad con los animales no implica dominio absoluto, no se pueden tolerar la crueldad y la insensibilidad frente a sus sufrimientos, en nombre de una racionalidad depredadora.

Kivú exilado lejos de la sabana africana, confinado a setenta metros cuadrados nos debe dar vergüenza como país.

El colonialismo rapaz puso de moda secuestrar a hipopótamos, tigres, elefantes, jirafas y rinocerontes para exhibirlos, sin tomar en cuenta sus necesidades básicas. Emulando estas prácticas, nos trajimos a Kivú para exhibirlo encarcelado y triste.

Al final de su vida el viejo león melancólico disfrutará de algunos meses en un espacio más amplio y diverso. El episodio de su rescate sirve para que reflexionemos con profundidad sobre los derechos de los animales.

Cohabitamos con otras especies y coexistimos en el mismo ecosistema, somos compañeros en el viaje cósmico, la humanidad no es la reina de la naturaleza.

Los animales son seres vivos que sienten y merecen la debida consideración y respeto, esto incluye preocuparnos por su salud y bienestar. Los animales que cuidamos deben estar libres de hambre, sed y desnutrición, así como de la exposición a altas y bajas temperaturas. No deben ser sometidos a sufrimientos, lesiones y enfermedades y deben poder expresar sus conductas normales.

La experimentación médica y comercial con animales debe ser sustituida progresivamente por otras técnicas.

Sin embargo, mientras Kivú trata penosamente de adaptarse al ZooAve, la prensa anuncia que una compañía trata de importar varios tigres de Bengala para exhibirlos como una atracción turística.

El Minae debe estar vigilante para que estos hermosos animales no sean sometidos a los crueles tratamientos que le impusieron durante tantos años al pobre Kivú.