En las últimas semanas se han producido eventos que considero fundamentales para el futuro del país: la participación de la presidenta Chinchilla en la reunión de la Alianza del Pacífico, en Colombia; la visita del presidente de China a nuestro país y visitas y procesos de comercio e inversión que hemos iniciado con India y otras naciones de Asia.
En la mayor parte del siglo XX el impulso fundamental del desarrollo económico global se dio en el Atlántico Norte, por medio de un vigoroso intercambio comercial, tecnológico y de capitales entre Estados Unidos y Europa Occidental.
Esto tuvo como marco adicional la línea de contención a la expansión soviética que Estados Unidos quiso trazar con claridad.
En los últimos años, en lo que llevamos del siglo XXI, el motor fundamental del crecimiento global ha sido el despertar comercial y como destino de inversiones de Asia y, en particular, de China.
Pero esta historia empieza en realidad con el desarrollo del modelo japonés, seguido luego de los cuatro dragones, Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Singapur; y en tiempos recientes empieza a ser impulsada también por el segundo gigante, India y los tigres que le rodean.
Este será, sin duda, el siglo de la Cuenca del Pacífico.
Hace bien nuestro Gobierno en prestar atención, formular estrategia, fortalecer relaciones y buscar causas comunes con las principales naciones de Asia y la Cuenca del Pacífico.
Las oportunidades de comercio e inversión que surgirán de esta dinámica definirán en buena medida el ritmo de crecimiento que el país alcance en los próximos años y décadas.
Y es por eso también que en tiempos recientes vemos a Estados Unidos aumentar su presencia en la región con visitas de su presidente y vicepresidente a las naciones más emblemáticas en cada subregión de las Américas.
Hay que estar preparados para lo que viene. Es época de oportunidades.