Donald Trump y Venezuela

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Venezuela se ha transformado en una dictadura apoyada por el castrismo. El chavismo llegó al poder por la vía electoral y poco a poco han desmantelado la democracia eliminando la división de poderes, las libertades públicas y masacrando a la ciudadanía. No hay duda, Maduro es un dictador.

Sin embargo, las declaraciones de Donald Trump abriendo la posibilidad de una intervención militar son desafortunadas. Anteriores presidentes de EE. UU. evitaron la trampa que hubiese permitido a Chávez transformarse en David frente al Goliat del norte. El débil frente al fuerte siempre despierta simpatías.

Trump está dándole esta oportunidad a Maduro, quien ya ha llamado a movilizaciones populares y maniobras militares. Maduro tiene una nueva excusa para continuar la represión contra sus opositores.

La oposición venezolana rechazó las palabras de Trump y ha insistido en la naturaleza interna del problema. Igualmente, han llamado la atención las declaraciones de los miembros del Mercosur rechazando la intervención militar.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, también ha expresado su oposición y las fuerzas democráticas latinoamericanas insisten en que la salida al conflicto ha de ser política. Mike Pence se ha distanciado de las declaraciones de Trump precisando que los caminos diplomáticos no están agotados.

Desgraciadamente, el problema será muy difícil de resolver y se avizora una larga lucha por el restablecimiento de la democracia que incluye la solidaridad internacional, especialmente latinoamericana.

La intervención norteamericana vendría a complicar las cosas creando un conflicto prolongado. Venezuela no es Panamá y la presencia militar cubana no haría fácil una invasión, pues tratarían de empantanar y desgastar al ejército norteamericano en Venezuela.

La derrota de la dictadura debe ser política antes que militar.