¿Dónde juegan los niños en nuestro cantón?

Opinión de Leda Muñoz | “Conforme las familias actuales tienden a tener menos hijos, vivir en casas más pequeñas, las mujeres se incorporan a la economía, y los barrios van perdiendo su cohesión, resulta necesario garantizar que las comunidades cuenten con espacios seguros”.

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El papel de la escuela como eje de socialización de nuestra niñez quedó evidente durante la pandemia con el cierre prolongado de los centros educativos, que afectó no solo los procesos de aprendizaje formal, sino además el desarrollo de importantes destrezas sociales.

Conforme las familias actuales tienden a tener menos hijos, vivir en casas más pequeñas, las mujeres se incorporan a la economía, y los barrios van perdiendo su cohesión, resulta necesario garantizar que las comunidades cuenten con espacios seguros para que los niños puedan jugar, aprender unos de otros y cultivar un fuerte sentido de comunidad, todo ello necesario para el crecimiento integral de las personas y la convivencia social, en particular para el desarrollo de la empatía y la creatividad, cualidades esenciales para que la humanidad pueda contar con un futuro.

Las generaciones pasadas tuvimos la suerte de vivir en barrios seguros. Eran barrios en los que jugábamos al tiempo que aprendíamos de la diversidad de historias, condiciones y culturas de quienes habitaban a nuestro alrededor. No quiero decir que fueran tiempos perfectos, y no faltaban los problemas, pero en general había una rica vida comunitaria que arropaba y estimulaba el desarrollo de las personas menores de edad.

A propósito de las recientes elecciones de los gobiernos locales cabe señalar que estos tienen responsabilidades muy claras en campos como la educación, la cultura y la recreación de la niñez y la adolescencia.

En estas hermosas tardes de verano, es fácil observar los pocos parques y espacios seguros que se tienen tomados por niños y jóvenes (y cada vez más por adultos mayores y de eso podemos hablar otro día) para disfrutar del juego y del encuentro con sus pares. Los nuevos alcaldes y alcaldesas harían bien en trabajar duro y con convicción en proyectos comunitarios que habiliten y protejan estos espacios. Contribuir al desarrollo de las nuevas generaciones y fortalecer la vida comunitaria son tareas siempre importantes, más aún en tiempos de gran violencia y polarización como los que vivimos. Hago una invitación para que estos sean temas prioritarios en las agendas de ese nuevo capítulo de la vida nacional en su dimensión local que recién inicia, la más cercana a las personas.

Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica, exvicerrectora de Acción Social, investigadora en nutrición y desarrollo infantil.; coordinadora del Informe Estado de la Nación y exdirectora de la Fundación Omar Dengo. Ph.D. en nutrición infantil y epidemiología.