Manifestaciones y bloqueos

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La “maña” que se le ha hecho a algunas organizaciones de hacer manifestaciones callejeras –marchas y bloqueos que obstaculizan el libre tránsito de personas y mercaderías– debe acabar.

La convocatoria que tuvieron el Combo del ICE y la lucha contra el TLC con Estados Unidos, que reunieron a empleados públicos, estudiantes universitarios, agricultores y algunos partidos políticos de izquierda, le ha hecho pensar a ciertos grupos de presión que por cualquier cosa que suene a concesión, privatización, apertura, explotación de recursos minerales, evaluación del desempeño y eliminación de abusos institucionalizados- vale la pena tirarse a la calle.

Nadie cuestiona el legítimo derecho a disentir y hasta el derecho a la huelga cuando exista arbitrariedad del Gobierno o algún sector. Pero no se deben permitir estas actividades cada vez que unos cuantos “líderes” sientan amenazado su poder y su visión sesgada del país.

Nuestra infraestructura es tan frágil que “cuatro gatos” bloquean una arteria principal con facilidad y generan una sensación de crisis que no conviene al Gobierno ni al país.

El presidente Solís debe pensar muy bien sobre cómo se expresa de otros movimientos similares que gozan de su simpatía, como las manifestaciones por los fondos para las universidades, pues el pueblo no sabrá diferenciar cuándo sí se puede y cuándo no y esto será aprovechado por líderes inescrupulosos.

Ha hecho bien el Gobierno en actuar contra los agitadores de Sintrajap que pretendían obstaculizar el puerto de Limón. Ahora que sabe que sí se puede y que el pueblo los apoya mayoritariamente, ojalá siga actuando con decisión.

Espero que con esta primera experiencia positiva se inicie un cambio a favor de la ciudadanía en general y en contra de quiénes –con agendas egoístas y sesgadas– pretendan afectar la libertad y derechos de todos los demás.

Es hora de regresar al orden y a la democracia representativa que establece nuestra Constitución.