Conoció a su esposa tica en Nueva York y ambos se vinieron a Abangares a cultivar papaya y ayote, que venden en supermercados

Fundaron Abanagro que cultiva papaya y ayote mantequilla en Limonal de Abangares, Guanacaste, en cuya producción fueron introduciendo mejoras poco a poco y ahora avanza con otros planes para diversificar la producción.

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Zohar Merchav se había ido a vivir y trabajar a Nueva York, desde su natal Israel. Ahí conoció a su esposa Laura Bonilla, con quien fundó Abanagro, en Limonal de Abangares, y cultivan papaya y ayote que vende a supermercados. Los planes no se quedan ahí, pese a las dificultades de la actual coyuntura económica.

“Queremos crecer poco a poco”, dice Zohar.

La familia de Zohar tenía una finca de uvas y tomate en invernaderos en Israel. Él incluso estudió agricultura. Pero un día decidió trasladarse a Nueva York, donde creó una empresa de empaque de arte, como pinturas y esculturas, en cajas de madera para transporte. Laura, por su parte, estudiaba arte y se conocieron por un amigo común.

Vivieron siete años en Nueva York, al final de los cuales decidieron dar un paso con el propósito de cambiar de vida.

Zohar tenía el sueño de conocer un país como Costa Rica, atraído por la belleza de su naturaleza y de sus montañas. Además, la familia de Laura es de Abangares y se dedica a la ganadería. La decisión no era difícil; poner en marcha sus nuevos proyectos era un reto.

El primer reto fue acondicionar la finca de diez hectáreas. Empezaron a instalar cercas y a hacer pozos de agua. También se implementó un sistema de riego, aplicando la tecnología, el conocimiento y la experiencia de Zohar.

Fundaron Abanagro e iniciaron con el cultivo de ayote mantequilla hace diez años. Luego introdujeron papaya. Cada quien siguió sus propios proyectos.

Laura es profesora de arte tanto en la sede central de la Universidad de Costa Rica como en la sede en Liberia de la Universidad Nacional, en especial de historia del arte. Al mismo tiempo, trabaja con Zohar en la empresa.

Para la comercialización se tocaron varias puertas y lograron participar en el programa de proveedores agrícolas de Walmart, conocido como Tierra Fértil, donde reciben capacitación y asistencia con lo que introducen mejoras de acuerdo a las buenas prácticas y los requerimientos de entrega de los productos para los supermercados Walmart, Más X Menos, Maxi Palí y Palí.

En Tierra Fértil participan 259 pequeños y medianos proveedores agrícolas, quienes también tienen opciones de financiamiento y acceso a tecnología, como una aplicación que brinda información vital para las labores diarias: detalles del clima según su zona, indicadores sobre el manejo de sus cultivos en tiendas, entregas y capacitaciones, entre otras.

En el caso de Abanagro, el noventa por ciento de su venta se realiza con Walmart, para lo cual se entregan los productos en el centro de acopio de la compañía. Además, se utiliza una etiqueta para diferenciar los productos que los consumidores llevan a su mesa.

El ayote mantequilla, por ejemplo, es de un tamaño más pequeño que el normal pero de un sabor más fino y se utiliza mucho para platillos como la olla de carne.

Actualmente cuentan con cuatro personas colaboradoras en forma directa y otras ocho en forma indirecta. Además, instalaron una empacadora donde se hace el proceso de lavado de los productos, la selección y el empaque en cajas.

No es el único proyecto que han introducido en función de cumplir con los requerimientos de los supermercados y de los consumidores.

Por convicción propia hace dos años instalaron cuarenta paneles solares que les permitió bajar la factura eléctrica de ¢600.000 a ¢15.000. La energía extra que se genera va a la red eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), de acuerdo con las normas locales en la materia. Es una medida que actualmente valoran mucho.

Los costos de diferentes insumos aumentaron por la situación de la logística internacional de todo tipo de mercaderías y materias primas, así como por la guerra en Ucrania, que también impacta el precio del petróleo y de los combustibles. La crisis obliga a la cautela.

Zohar dice que la meta en el corto y mediano plazo, dependiendo de la coyuntura, es sostener la finca. Lo que más complica es el costo de los fertilizantes y del diesel. “Queremos mantener la calidad”, dice. Pero no es lo único.

Ya tiene media hectárea de melón, cuya cosecha estaría este mismo año, y en este mes de agosto inicia la siembra para sandía.