De niño confeccionaba sus juguetes y hoy crea máquinas para facilitar su trabajo y el de otros

El estudiante de ingeniería eléctrica dice que inventar es su pasión

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Giovanni Beita Arroyo creció en La Lucha de Potrero Grande de Buenos Aires (en Puntarenas) y desde los 10 años él mismo diseñaba sus juguetes a punta de cuchillo y martillo.

Recuerda que una vez hizo una especie de carro de madera en el que se metía y se tiraba por las bajadas con sus “hermanillos”.

Su espíritu inventivo incluso lo metió en problemas en su adolescencia, cuando en una ocasión intentó arreglar las bisagras del portón de madera del corral de la finca de su familia.

“Casi me mata ese portón, porque resulta que calculé mal el peso y se zafó. Se me vino encima y mi cuñado me sacó debajo del portón”, rememora el joven.

Después de esa “travesura”, dice, empezó a ser más cuidadoso y a analizar mejor las cosas, a visualizarlas en su mente.

Diez años atrás, Giovanni inició su trayectoria laboral en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), en Pérez Zeledón, donde se fue a vivir luego.

La institución ha sido un ‘laboratorio’ en el que ha desarrollado sus invenciones, por su propia iniciativa.

Una vez, hizo un brazo mecánico que le permitiera girar los postes de luz durante la alineación de estos.

Más recientemente, en San José ─donde hoy tiene un puesto en el área de sistemas subterráneos─ han florecido otros inventos, a raíz de las necesidades que surgen en su labor.

Uno de ellos es un sistema que, mediante cables, cuerdas y poleas, permite desplazar materiales de construcción en terrenos difíciles. El objetivo es disminuir los riesgos de que los empleados se lesionen al cargarlos en sus hombros.

Aunque Giovanni tiene estudios en contabilidad, un ingeniero de Pérez Zeledón percibió sus habilidades como inventor y lo motivó a formarse en ingeniería eléctrica.

Por eso, comenzó a estudiar esa carrera en la Universidad Fidélitas. Al principio, viajaba los fines de semana de Pérez Zeledón a San José y cursaba dos materias.

Actualmente, le restan cinco cursos para graduarse, pues ahora vive en la capital.

Creatividad

Aparte de las máquinas hechas en su trabajo, el emprendedor ha creado otras más: para su novia Jennifer Araya, para su suegra Ileana Mata y para un empresario que vende cintas de graduación, entre otras.

Cada una de ellas ha nacido a partir de alguna incomodidad o problema. Su meta ha sido agilizar los procesos y hacerles la vida más fácil a las personas.

A su suegra le confeccionó un tendedero, pues el espacio para extender la ropa en su casa es muy pequeño. Entonces, creó un aparato que permite colocar la ropa y luego elevarla y que así no estorbe y el sitio se vea más ordenado.

A su novia, quien tiene una estética canina, le hizo un dispositivo en el que se colocan los perros que van a peluquear y este sube y baja, según el tamaño de los animales, y así se facilita el trabajo.

Un empresario que elabora cintas de graduación le pidió que le ideara una máquina para cortar la tela, pues realizaba esa tarea a mano. Con su invención, la ejecución del trabajo es mucho más rápida.

El sueño de Giovanni es un día dedicarse de lleno a crear máquinas para empresas y para particulares.

Por ello, invierte muchas horas investigando en Internet y pensando, para hacerlas de la mejor manera.

“Me he motivado mucho más, porque me han salido máquinas más grandes y complejas. Entre más máquinas me salen, más aprendo”, asegura.

El emprendedor de 29 años ya tiene hasta un logo y nombre para su negocio: Gibei Solutions Engineering.

Hoy lo que le faltan son más clientes y herramientas más sofisticadas, porque su mente no para de imaginar y de diseñar nuevas creaciones.

Él lo tiene muy claro: “Necesito hacer esto. Me gusta, lo disfruto”, concluye.

Contacto:

giobeita22@gmail.com, 8322-6807.