La emprendedora que levantó un negocio de transporte en Talamanca tras tragedia familiar

De la noche a la mañana, la empresaria debió aprender sobre motores y costos.

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Elizabeth Mayorga Morales, una emprendedora indígena de Suretka, Talamanca, no conocía mucho sobre el negocio de botes. Una tragedia ocurrida hace 10 años la obligó a empaparse del tema, a invertir en mejor equipo y a levantar una empresa enfocada en esta área.

En setiembre del 2007 su compañero sentimental Adalberto Jiménez, quien se dedicaba a transportar personas en bote en el río Telire (en Talamanca), falleció en un accidente de tránsito.

Como dicha labor constituía el soporte económico de la familia, Mayorga debió asumir las riendas del negocio, con el apoyo de sus hijos Alberto, Ángel y Alisa.

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Anteriormente, ella se dedicaba a las labores del hogar y a cuidar a sus hijos, por lo que debió aprender de motores, sobre cuánto combustible se requería para los viajes y acerca de costos.

Su hijo Alberto, quien en ese tiempo tenía 15 años, fue su mano derecha. Él ayudaba a su papá en los viajes y sabía manejar los botes.

Una vez que entró a conocer de lleno su nueva empresa, se dio cuenta de que algunos de los equipos y botes estaban deteriorados, por lo que Mayorga realizó inversiones para comprar motores, chalecos salvavidas y nuevos botes.

Con varios préstamos otorgados por Fundecooperación la empresa ha podido adquirir las nuevas herramientas de trabajo.

Por ejemplo, un bote adquirido costó ¢2,2 millones y, para dar un mejor servicio, le instalaron un techo.

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Crecimiento y un nuevo reto

Hoy el negocio transporta a más o menos 150 personas por día en sus tres botes y genera ganancias brutas, en los días buenos, de ¢90.000 o ¢100.000 cada día.

El lunes tiende a ser uno de los días en los que viajan más personas, incluidos estudiantes, médicos, educadores y otros profesionales de la región.

La empresa ofrece el servicio cada 15 días, desde las 4 a.m., pues en las restantes dos semanas del mes otra familia se encarga de la actividad.

El viaje tarda aproximadamente cinco minutos y en cada bote caben 18 personas, con un costo de ¢250 por viaje.

Sus hijos se encargan de realizar los viajes y su hija Alisa le cobra el dinero a los pasajeros.

Varias comunidades se ven beneficiadas con el transporte como Suiri, Amubre y Cachabri, cuyos habitantes deben cruzar el río para llegar hasta sus hogares y trabajos.

Aunque Elizabeth sigue vinculada al negocio, en el que desempeña labores administrativas, desde hace un año y medio trabaja a tiempo completo como maestra en la escuela de Suiri.

Esta meta la logró luego de graduarse hace dos años de la carrera de Educación en la Universidad Nacional, que tiene una sede en Bribri, Talamanca.