Aplicación de mandados Hugo aspira a convertirse en el primer unicornio de Centroamérica

Empresa desea alcanzar un valor de $1.000 millones

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Al pensar en un unicornio, ¿qué es lo primero que se le viene a la mente? Un ser mitológico raro de encontrar o bien una criatura de fantasía.

Precisamente de esta idea es que se origina el concepto de unicornio para hablar de las empresas tecnológicas que alcanzan un valor de $1.000 millones en alguna de las etapas de su proceso de levantamiento de capital.

Para lograr esta valoración, las compañías tienen que demostrar su capacidad de innovación y potencial de crecimiento acelerado.

La aplicación de mandados Hugo levantó su mano y expresó su deseo de convertirse en el primer unicornio de Centroamérica.

De acuerdo con datos de CB Insights, los unicornios están activos en más de 20 industrias.

En la lista de las más conocidas están Facebook, Twitter, Airbnb, Uber, Dropbox, Wish y Pinterest.

Latinoamérica no se ha quedado atrás y también ha sacado criaturas mitológicas como lo son MercadoLibre, Despegar, OLX y Rappi.

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Un trabajo de fantasía

La primera vez que se utilizó el término fue en noviembre de 2013, de la mano de Aileen Lee, fundadora de Cowboy Ventures.

Un unicornio se define como una compañía tecnológica que alcanza un valor de mil millones de dólares en algún momento de su proceso de levantamiento de capital sin cotizar en bolsa.

De las 309 compañías que han alcanzado el estatus de unicornio, la mitad están en Estados Unidos. El resto se lo reparten China y Europa, mientras que en Latinoamérica hay 13.

Para que una startup se convierta en unicornio idealmente tuvo que haber avanzado por varias etapas durante su ciclo de negocio, incluido recibir financiamiento en varias rondas de inversión.

Ahora Hugo quiere lograr la hazaña de convertirse en el primero de Centroamérica, pues confían en que con el capital que están levantando en las diferentes rondas de inversión alcanzarán la meta.

“Están las condiciones en el mercado, la plataforma que nosotros tenemos es de primer nivel y se estuvieron sumando importantes inversionistas. Estas variables al ser combinadas con el crecimiento que estamos teniendo nos hace ver que podemos ser un unicornio”, afirmó Ricardo Cuéllar, gerente financiero y cofundador de Hugo.

La clave para Cuéllar está en contar con la tecnología adecuada, la idea, y sumarle las personas adecuadas para que respalden el proyecto y lo hagan exitoso.

Hugo cerró recientemente una ronda de $1,3 millones, capital con el cual lograrán terminar su expansión en Centroamérica. La aplicación presta servicios en El Salvador, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá.

Este capital proviene de reconocidos inversionistas globales, quienes han sido parte del crecimiento de empresas como Pipedrive, Skype, Spotify, y Taxify.

"Los inversionistas provienen de plataformas tecnológicas globales como Rain Johanson, exdirector de Skype; Mikko Silventola, primer inversionista de Taxify; y TMT, fondo de inversiones reconocido a nivel global, entre otros. Ellos han confiado en la calidad y capacidad tecnológica de Hugo”, señaló José Mario Ávila, director de expansión de Hugo.

Con la inversión en la compañía esperan alcanzar una facturación anual superior a los $50 millones en un mediano plazo.

Hugo es una plataforma que sirve para solicitar entregas de comidas, compras de medicamentos, regalos, supermercado, conciertos e incluso bebidas.

Los fundadores de la aplicación levantarán próximamente una nueva ronda de inversión en la que esperan quintuplicar el monto de la vez anterior para así invertirlo y expandir sus operaciones en dos continentes más.

La visión de los creadores de Hugo es que más allá de una aplicación de mandados, los repartidores se conviertan en los asistentes personales de los clientes.

“El mercado centroamericano ya está listo para este tipo de plataformas”, añadió Cuéllar.

El éxito de empresas como Hugo ya son evidentes. Globalmente, los inversores colocaron el año pasado $6.200 millones en startups de entregas de comida y mandados, un 32 % más de lo recaudado en todo el 2017, según datos de la empresa de investigación CB Insights.

Un ejemplo claro de ellos es Rappi, firma colombiana que se convirtió en unicornio a finales del 2018.

Rappi ofrece servicios de compras en supermercados, restaurantes, habilita el modo “lo que sea” y rappifavor.

Esta firma opera en Colombia, Argentina, Chile, Brasil, México, Perú y Uruguay.

“Los clientes pueden pedir casi todo lo que quieran con un excelente concepto que se lo entregará en 30 minutos por $1”, promociona la firma.

Rappi fue fundada en el 2015 y tan solo tres años después de comenzar a operar logró la anhelada valoración de $1.000 millones, ahora están enfocados en continuar con la expansión de sus operaciones.

En Costa Rica ya son varias las empresas que están en este negocio, tales como Glovo, Go Pato, Uber Eats –solo con la entrega de comidas– y Moovin.

Los representantes de Hugo afirman que el país sí tiene espacio para otro jugador más y que con las inversiones recientes comenzarán planes piloto de nuevos servicios como llevar la ropa de sus clientes a la lavandería y el transporte de personas como es el caso de Uber.

“Es necesario que una empresa tenga un producto innovador que haya creado y capturado tanto valor en un negocio disruptivo de gran tamaño y lograr ventas considerables para de esa manera llegar a una valoración de unicornio”, dijo Adrián García, fundador de Carao Ventures.

Una vez que una empresa es declarada unicornio enfrenta el reto de continuar innovando.

Las firmas tienen que desarrollar un negocio que gire en torno a un producto o servicio disruptivo que logre introducir alguna solución innovadora a un mercado grande y crear una organización que camine hacia ese objetivo.

El problema con estas firmas altamente innovadoras es que suele ponerse en duda su sostenibilidad de la facturación y su futuro.

“Al tratarse de soluciones disruptivas que rompen las reglas del mercado, especialmente con la economía colaborativa, van muy por delante de la legislación actual. Esto hace que los países, e incluso la propia sociedad, rechace ciertos tipos de servicios que crean tensiones legales. Como por ejemplo el caso de Uber y su tensión con los taxistas”, explica Claudia Roca, de IEBS School.

Aunque el término unicornio comenzó a acuñarse en el 2013, hoy pareciera que no es tan difícil encontrar unicornios. Antes podían ser escasos, pero actualmente en un mundo digitalizado, el espectro de innovación crece exponencialmente.

Esta es una muestra clara de cómo funciona el mercado, la rapidez con la que evolucionan los negocios y la adaptabilidad de los usuarios para acoplarse a las innovaciones.