Aplicaciones y redes que guardan el anonimato se cuelan en el ciberespacio

En ellas, las personas pueden compartir sus opiniones más profundas y oscuras, con todo y chismes, críticas y hasta propuestas de matrimonio, sin ser juzgados por otros

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¿Qué sucede cuando la gente se siente libre de decir lo que quiere sin que sus mensajes traigan adjuntos un nombre y una foto de perfil?

Es un experimento sobre la naturaleza humana que se remonta a los primeros días de Internet, cuando masas sin rostro y con apodos creados por sí mismos gobernaban las salas de chateo y los tableros de mensajes en línea.

En la última década, sin embargo, el anonimato se ha ido desvaneciendo.

A medida que Facebook se disparó hasta dominar las redes sociales en línea, la tendencia cambió hacia la adopción de perfiles, nombres reales y la fusión de identidades, tanto en línea como fuera de línea.

Sin embargo, a medida que los círculos sociales en línea crecieron de un círculo de amigos para incluir a padres, abuelos, suegros, colegas y jefes, muchas personas se volvieron cada vez más reacias a compartir sus opiniones y fotos tan abiertamente como antes lo hacían.

Así, en una época en la que sitios como Facebook, Twitter y LinkedIn presionan a la gente a presentar su imagen pública lo más pulida posible, una nueva clase de aplicaciones móviles tiene como objetivo que la gente sea un poco más honesta... bajo un manto de un anonimato casi total.

Entre estas últimas están Secret, Confide, Whisper y Yik Yak que se han vuelto populares —y en algunos casos, notorias— en los últimos meses, al ofrecer a los usuarios una manera de comunicarse sin tener que revelar sus identidades.

Pros y contras

Aunque las aplicaciones que permiten el anonimato han sido fustigadas por ser también plataformas para la intimidación y el acoso.

También sirven para las bromas pesadas, como la que se publicó en Yik Yak y que fue noticia porque una secundaria de California debió encerrar a todos sus alumnos en salones y otros espacios después que alguien utilizara esa aplicación para enviar una amenaza anónima de bomba.

El director de Whisper, Michael Heyward, de 26 años, dice que la aplicación de su empresa no permite que la gente se refugie en el anonimato para lastimar a alguien más.

Por eso, los usuarios no pueden escribir nombres propios en sus mensajes, a menos que se trate de figuras públicas.

Esa empresa también emplea a 120 moderadores que revisan los mensajes en tiempo real.

Los partidarios de este tipo de redes dicen que tienen un valor catártico para algunos usuarios, que pueden publicar sus emociones sin ser juzgados por ellas.