¿Cuál es la vida óptima de un celular? Estos son los problemas que puede enfrentar si no lo cambia a tiempo

Usar un teléfono el mayor tiempo posible le puede servir para ahorrar mucho dinero y es una buena manera de cuidar el ambiente, pero también es recomendable hacer un balance para evitar problemas de su seguridad e incomodidad

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Cuando se trata de teléfonos celulares, hay personas de todos los tipos. Están quienes los cambian todos los años porque no pueden resistirse a vivir con el más mínimo rezago tecnológico, están los que cambian de aparato cada dos o cada tres años porque prefieren cuidar su presupuesto, y también están los que siguen usando el mismo hasta que queda completamente roto.

Usar un teléfono por mucho tiempo no es un problema en sí mismo. No obstante, los teléfonos celulares tienen una vida útil que conviene respetar, para evitar problemas de seguridad y de rendimiento.

La vida óptima de los celulares varía entre modelos y marcas. Ese es un factor que no solo debería orientarlo a la hora de desechar su teléfono actual, sino también en el momento de comprar el nuevo con el que vaya a reemplazarlo.

¿Cuál es la vida útil de mi teléfono y qué problemas puedo enfrentar si no lo cambio a tiempo?, EF le explica con base en información de sitios especializados como Xataka, MyComputer y AndroidPhoria.

¿Cómo distinguir el plazo óptimo?

La vida óptima de un celular varía por múltiples factores. Entre ellos, están la marca, el modelo y qué tanto se ha cuidado o no el dispositivo.

Los teléfonos de gama alta (los más costosos de cada marca) suelen garantizar una vida útil más alta que los de gama media o baja, porque la calidad de sus componentes suele ser mayor. Sin embargo, también median factores como el tipo de uso que se le dé al dispositivo en su día a día, el cuidado con el que se trata y su limpieza.

Un factor de mucho peso es la cantidad de años de soporte que garantiza cada fabricante a sus móviles, incluidas las actualizaciones de software. En eso, cada marca tiene sus propias reglas:

  • Apple brinda cinco años de actualizaciones generales.
  • Samsung ofrece cuatro años de actualizaciones de Android y uno adicional de seguridad.
  • Google ofrece cinco años de soporte, seguridad y software para la mayoría de sus teléfonos recientes y, semanas atrás, anunció siete años de actualizaciones para el PIxel 8.
  • Huawei otorga dos años de actualizaciones de Android.
  • Xiaomi brida tres años de actualizaciones de Android.

Estas son las indicaciones más usuales de las marcas, según diversas publicaciones del sitio especializado Xataka; pero pueden variar en modelos específicos. Por eso, se recomienda revisar la información en la página web de cada proveedor antes de realizar la compra de cualquier móvil.

Tecnología obsoleta

A pesar de las promesas de actualizaciones, las características de inicio de los teléfonos (como memoria, RAM y similares), así como el tipo de uso y cuido que se le dé todos los días, son muy importantes para determinar si el teléfono podrá soportar mucho tiempo o si deberá reemplazarse en pocos años.

De esos factores dependerá que su batería siga trabajando de buena manera y que el aparato soporte las actualizaciones que requieran las aplicaciones y el mismo sistema operativo.

De nada sirve tener un teléfono al que se le puede actualizar su sistema operativo por tres o cuatro años, pero que no tiene el suficiente espacio para ello o que ya tiene una batería totalmente desgastada.

Los riesgos

Usar un teléfono demasiado viejo es problemático por muchos motivos.

Por ejemplo, es mucho más vulnerable en materia de seguridad. Los ataques cibernéticos y los virus informáticos son cada vez más complejos y el teléfono es más susceptible a ellos, si no existe una mejora constante de su sistema.

Por eso, cuando una persona tiene un teléfono demasiado viejo o desactualizado, se recomienda que al menos evite instalar aplicaciones de fuentes desconocidas o conectarse a redes de wi-fi públicas.

Un teléfono viejo también puede enfrentar problemas de rendimiento, como una menor duración de la batería, el sobrecalentamiento del aparato o una mayor lentitud a la hora de ejecutar sus funciones. Todo esto puede ser muy peligroso, incluso físicamente (por quemaduras o incendios), pero es mucho más evidente que los problemas de seguridad y usualmente empuja al usuario a cambiar de dispositivo más rápidamente.

Menos importante, pero un detalle que tampoco es despreciable de considerar, es la imposibilidad de acceder a nuevas funciones. Los teléfonos más viejos van convirtiéndose en menos útiles con el paso del tiempo porque los modelos recientes ofrecen nuevas ventajas o porque las actualizaciones de sistema posibilitan funciones más atractivas.

Asimismo, vale la pena destacar que los dispositivos más viejos dejan poco a poco de recibir soporte en términos generales por parte de los fabricantes. Esto dificulta el acceso a asistencia en caso de fallos y a objetos necesarios en caso de reparaciones.

Buscar un balance

No existe un número mágico o único para distinguir cuando un teléfono llega a estar completamente obsoleto. No obstante, la mayoría de teléfonos de gama alta suelen garantizar al menos tres años de buen funcionamiento y acceso a actualizaciones desde el momento de la compra.

Ese plazo se puede extender en algunas marcas, con un buen cuidado del dispositivo, pero también puede disminuir cuando se trata de modelos menos costosos y cuando no se presta suficiente atención al aparato.

Algunas prácticas básicas para prevenir problemas con el dispositivo son utilizar fundas, aplicaciones de antivirus y cargadores originales, solo por citar unos cuantos ejemplos.

Usar un teléfono el mayor tiempo posible le puede servir para ahorrar mucho dinero y es una buena manera de cuidar el ambiente, pues se maximiza el aprovechamiento de los materiales que se usan para confeccionar este tipo de aparatos. Sin embargo, también debe tener en cuenta su seguridad y su comodidad en esa ecuación. Todo es cuestión de hacer el balance correcto.