¿Se imagina tener en su casa un enlace fibra óptica con una velocidad de descarga de 50 Mbps , llamadas móviles ilimitadas y minutos ilimitados fijos a números locales por unos ¢25.520?
La buena noticia es que este tipo de ofertas sí existen en el mundo. Se trata de un paquete recién lanzado en España por Orange, a través de su marca Amena. La firma compite en el segmento de bajo costo con Vodafone (Lowi) y MásMóvil.
La mala noticia es que todavía ninguno de los operadores en Costa Rica tiene un paquete que siquiera se le parezca. Aquí con ese monto solo podría aspirar a servicios entre 3 Mbps y 6 Mbps. Si soñara en los 50 Mbps, las compañías locales –como Tigo, Cabletica y el ICE – me cobran entre ¢84.000 y ¢105.000.
Definitivamente, la diferencia es sustancial. Eso explica la posición del país en los ranking de banda ancha.
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Deuda. Y definitivamente el gran pendiente de apertura del mercado de telecomunicaciones, aprobada hace nueve años, es Internet de alta velocidad o banda ancha.
El último informe de Open Signals también es contundente con los servicios móviles de datos en el país: “son lentos” . Y los reportes de Netflix son más que evidentes: ningún operador pasa de los 3 Mbps en promedio.
Hay múltiples causas: el costo del tráfico internacional, los problemas en infraestructura, no hay incentivos para inversión... El principal incentivo, o del que se esperaba más: la declaratoria de competencia, no da frutos.
Aquí la competencia es restringida, tímida, casi inexistente . Queremos ver una guerra de precios en Internet al menos una vez en la vida. Nos quedaremos esperando.
Para colmo, las autoridades le echan la culpa a los usuarios: “Es que los ticos consumen en exceso Internet”, dicen. ¿Es un problema de la demanda? ¿ O es un problema de la oferta para satisfacer la demanda y de incapacidad de las autoridades para exigir a los operadores paquetes que se enfoquen en las necesidades del usuario?