Orbital Space inserta a Costa Rica en el espacio 2.0 con la primera misión de una empresa privada

La empresa costarricense Orbital Space hará el segundo vuelo espacial de Costa Rica y primero liderado por una empresa. ¿Qué buscan estudiar en el espacio? Aquí la respuesta.

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Costa Rica está a punto de llegar a una nueva dimensión del espacio. La empresa Orbital Space está lista para lanzar su primera misión en noviembre, que representa la entrada del país en el espacio 2.0.

Se le conoce como espacio 2.0 o carrera 2.0 a la nueva etapa de la industria espacial que el mundo está viviendo, en la que empresas privadas toman protagonismo y se involucran en las misiones espaciales, lo cual permite abaratar costos y diversificar el sector.

A nivel internacional, esta carrera está siendo protagonizada por compañías como Blue Origin, de Jeff Bezos; Space X, propiedad de Elon Musk; o Virgin Galactic, fundada por Richard Branson. Las tres están haciendo millonarias inversiones y apuntan al espacio como el nuevo destino turístico reservado para viajeros de alto poder adquisitivo.

A pesar del golpe de la pandemia que afectó sus exportaciones, la industria aeroespacial costarricense, agrupada principalmente en el clúster aeroespacial, está con buena salud y vive un momento de expansión.

El lanzamiento de Orbital Space será la segunda misión de Costa Rica, tras el proyecto Irazú, y podría servir para encontrar soluciones a una enfermedad.

Proyecto Musa

El lanzamiento de Orbital Space es un paso más del proyecto Musa, el principal trabajo de la empresa fundada por estudiantes del Tecnológico de Costa Rica (TEC) en este momento.

El objetivo del proyecto Musa es encontrar una solución para el mal de Panamá, una enfermedad causada por un hongo que ataca a las plantaciones de banano, idea con la que ganaron el concurso Mission Idea Contest en el 2019.

El objeto que volará al espacio mide 10 x 10 x 11 cm, tiene una estructura mecánica de aluminio y adentro cuenta con sistemas electrónicos, una computadora de vuelo y muestras de hongos.

Dentro del objeto viajarán los hongos Fusarium Oxysporum f. sp. Cubense, causante del mal de Panamá, y el Trichoderma Harzianum, un biocontrolador del anterior; su “enemigo”. Irán juntos y de forma separada. La idea es estudiar cómo interactúan pero también el comportamiento individual de cada uno.

El espacio está ganando interés en este tipo de misiones, pues puede dar respuestas diferentes a las que se obtienen en la Tierra.

“El espacio da un ambiente diferente. Los hongos en el espacio tienen una tasa de crecimiento mayor a la que se tiene en la Tierra”, explicó Valeria Dittel, CEO de Orbital Space.

Lo anterior ocurre principalmente porque no están atados a la gravedad. Además, la microgravedad provee un ambiente hostil que genera cambios en el ADN de los hongos, lo que podría dar información para encontrar una solución innovadora a la enfermedad.

Este tipo de investigaciones se están haciendo en campos como la medicina o la farmacéutica, para estudiar células cancerígenas, imprimir órganos con tejido vivo o analizar dispositivos médicos. La empresa ve aquí una oportunidad de negocio.

“Uno de los objetivos como empresa es hacer este objeto de vuelo adaptable a otros tipos de hongos que pueden estar afectando a otros cultivos”, mencionó Dittel.

El proyecto tendrá dos fases. La primera consiste en un vuelo suborbital de 15 minutos y es básicamente una prueba de sistemas críticos para ver la respuesta de la estructura mecánica y la electrónica.

Posterior a eso viene el vuelo orbital hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) que tendrá una duración de 14 días y es la parte del análisis biológico.

El dispositivo, cuya construcción tardó cerca de un año, viajará en el vuelo Suborbital Express-3, de la Corporación del Espacio de Suecia (SSC, por sus siglas en inglés). Esta compañía contactó al TEC para ofrecer este vuelo que finalmente se aprovechó para este proyecto.

La estación de lanzamiento de la SSC está en Kiruna, una ciudad en el extremo norte de Suecia, a 1.200 km por carretera de Estocolmo, la capital, y a 145 km del Círculo Polar Ártico.

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El 7 de setiembre, uno de los miembros de Orbital Space viajó a ese país nórdico con el dispositivo de vuelo, el cual estará allá hasta noviembre, cuando los representantes de la empresa volverán para ejecutar el vuelo.

El costo total del proyecto ronda los $30.000.

La empresa participará en el Congreso Internacional de Astronáutica, el más grande del sector, que se realizará en París a finales de setiembre.

Orbital Space apunta a posicionarse como un puente entre el espacio y la ciencia en Latinoamérica, con el fin de generar más misiones del proyecto Musa y otras en paralelo.

En expansión

El proyecto Musa de Orbital Space podría no ser el único ingreso de una empresa local en el espacio 2.0, pues el sector aeroespacial en el país está en expansión.

38 empresas de esta industria están agrupadas en el clúster aeroespacial de Costa Rica. El país se está especializando en el desarrollo de sistemas electromecánicos y la manufactura de motores.

El clúster está trabajando con la Agencia Espacial Costarricense para ir un paso más allá y crear enlaces con otras agencias para potenciar las áreas de diseño y desarrollo.

“Estamos en un nicho de negocio que se llama build to print, donde tomamos el diseño de alguien más y lo hacemos una realidad; sin embargo, lo que se busca es que el país incursione en actividades de diseño y desarrollo que logre sacar el potencial nacional”, comentó Esteban Carrillo, director ejecutivo del clúster.

A pesar de su buena salud, el clúster aeroespacial arrastra dos años con variación negativa en sus exportaciones: de $204 millones en 2019, pasaron a $160 millones el año anterior.

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No obstante, el panorama a futuro es alentador. La pandemia propició el fenómeno del nearshoring, en el que las compañías acercan su producción a los destinos finales de consumo. El clúster está captando más oportunidades de negocio y ha atraído a ocho clientes nuevos en los últimos dos años.

Las empresas del clúster, además, están en periodo de crecimiento, expansión y contratación, pues los proyectos prepandémicos se están volviendo a activar.

Con la evolución del sector, también lo hacen los empleos. Las empresas están requiriendo un nuevo prospecto de profesional más allá de la manufactura: más integral y técnico, con conocimientos de diseño, electrónica y mecánica.

Carrillo mencionó que el país sí está logrando suplir las necesidades de empleo de esta industria, pero acotó que se requieren ajustes en las mallas curriculares de las universidades justamente pensando en ese nuevo perfil del profesional del futuro.

Actualmente estas 38 empresas emplean entre 2.200 a 2.500 personas y la tendencia actual es al alza.