Se cumplen 50 años de la Ley de Moore en computación

El cofundador de Intel publicó un artículo el 19 de abril de 1965 en una revista donde formulaba que la tecnología se volvía más eficaz en cada generación y el costo se reducía de manera proporcional para permitir desarrollar nuevos productos

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El 19 de abril próximo se cumplen los 50 años de que el ingeniero Gordon Moore —luego cofundador de Intel— escribiera un artículo en el que formuló la ley que lleva su nombre en el mundo tecnológico y que ha inspirado la innovación en esa industria especialmente.

En el artículo se indicaba que la tecnología se volvía más eficaz en cada generación: cada 18 meses un chip duplicaba el número de transistores, manteniendo el mismo (o menor) costo y el mismo espacio.

No era una ley de la naturaleza, tan solo registraba la evolución de los chips y definía una aspiración.

El mismo Moore narró que siendo director de investigación y desarrollo en la empresa Fairchild Semiconductor, la revista Electronics Magazine le solicitó un artículo, para su décimo quinta edición anual, en el cual abordara las tendencias en el campo de los componentes de semiconductores.

En Faichild, precisamente, lo que hacían era desarrollar semiconductores para hacerlos más prácticos.

Moore dice que al analizar lo que venían realizando se dio cuenta que habían pasado de un chip con un único transistor a uno de ocho elementos (transistores y resistencias). Luego, a 16. Y que en ese momento estaban creando otro de 30 y ya tenían en la mira uno de 60.

"Tomé un pedazo de papel semilogarítmico, tracé esto y, empezando por el transistor plano en 1959, me di cuenta de que, en esencia, duplicábamos cada año", narró Moore. "Extrapolé la observación y dije que ibamos a continuar duplicando cada año y pasar, de unos 60 elementos en el momento a 60.000 en 10 años".

Esa fórmula fue bautizada luego por un colega de Moore: el profesor Caver Mead, del Cal Tech. "Al principio era sólo una forma de la crónica del progreso", se justifica Moore.

En el artículo, Moore indicó que con esos avances sería posible desarrollar una serie de dispositivos, desde computadoras hasta relojes.

Con los años Moore —que impulsó la creación del gigante Intel en 1968, junto con Robert Noyce— reconoció que lo que más le tomó por sorpresa fue el desarrollo de la Internet y, con ello, que las redes de computación se volvieran un medio de comunicación.

"No puedo pensar en otra innovación que sea comparable", dijo.

De la mano de la predicción de Moore empezaron a suceder saltos en el desarrollo de los chips.

En 1971 Intel inventó el primer microprocesador, el 4004 con 2.300 transistores; en 1979 fue el procesador 8088 de 29.000 transistores; y en 2015 la firma introdujo el Core 5a Generación de 1,3 billones de transistores.

Así se pasó de computadoras como la Cray-1 (1976) con 8 MB de memoria a computadoras que tienen 100 veces más memoria.

Y el primer móvil —el Dynatec, creado en 1974— tenía 25 centímetros de largo y 7 centímetros de ancho, pesaba 794 gramos, su batería duraba solo 20 minutos y valía $4.000. En la actualidad un smartphone es prácticamente una computadora de mano, es más fino, tiene funciones inteligentes y pantalla táctil, además de ser 10 veces más barato.

"Llevó menos de 50 años que las tabletas, notebooks, dispositivos 2 en 1 (tableta y comptudora), All-in-One (monitor y CPU unidos) y mini computadoras presentasen una eficacia infinitamente superior que las primeras computadoras", dijo Steve Long, presidente de Intel para América Latina.

Según Intel el efecto de la formulación de Gordon Moore va más allá de la tecnología, pues si bien ha dictado el ritmo de la industria informática desde esos años, y consolidó una industria en la dinámica económica, posicionó la innovación como fundamental para la competitividad en todos los sectores.

Aparte, todo tipo de dispositivos en la actualidad —cajeros automáticos, smartphones, relojes, anteojos, joyas, prendas de vestir, electrodomésticos, videojuegos, automóviles y sistemas de seguridad o de salud— utililizan componentes electrónicos.

Asimismo, supermercados, bancos, hospitales, restaurantes, aeropuertos y transporte público utilizan sistemas tecnológicos apoyados en equipos cuya capacidad de procesamiento viene determinada por los chips y que hoy pueden procesar millones de datos en segundos.

En la actualidad la industria se prepara para una ola de múltiples conexiones y grandes volúmenes de información, bajo las categorías de Big Data e Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés).

Para 2019 se espera que 11.500 millones de objetos estén conectados a Internet, según el estudio Visual Networking Index, de Cisco. Eso será superior a la población que exista en ese momento y significará que las personas estarán conectadas en cualquier lugar desde múltiples dispositivos.

Tales dispositivos podrán procesar datos con mayores capacidades, se volverán indispensables —dice la industria tecnológica— y seguirán desempeñándose en el mismo sentido que predecía la Ley de Moore: aumentando su capacidad de procesamiento mientras su tamaño y costos se reducen.