Una biblioteca sin libros físicos es la nueva apuesta del TEC

Costo del proyecto rondó los $2,5 millones

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¿Se imagina entrar a una biblioteca y no ver ni un solo libro físico pero sí gente comiendo o incluso conversando?

Si un estudiante necesita un libro, solo debe acercarse a una pantalla, buscar el título y podrá guardar el archivo en un dispositivo USB o enviárselo al correo electrónico.

El Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) revolucionó la idea de biblioteca tradicional y construyó una basada en el concepto de learning commons, que hace referencia a un espacio que fomente el trabajo colaborativo.

El Learning Commons del Sistema de Bibliotecas del TEC es el primero en el país y es contemplado como un espacio inclusivo, flexible, donde se pueda desarrollar la creatividad y la investigación gracias al equipamiento tecnológico y recreativo.

La biblioteca cuenta con pantallas inteligentes, acceso a Internet, salas de estudio con pizarras inteligentes y laboratorios con paredes aislantes de sonido.

Al estilo de Google

Para ingresar al Learning Commons del TEC, los estudiantes tienen que solicitar previamente la autorización con su carné, ya que la puerta es electrónica y solo se abre con un lector.

La puerta giratoria lleva a la persona a encontrarse con una pantalla inteligente mediante la cual el estudiante podrá obtener la información que necesita. Ya sea buscar un libro, un documento en PDF o información general de la universidad.

El estudiante puede interactuar con la pantalla gigante, descargar las lecturas, buscar información en las diversas bases de datos a las que está suscrito el TEC y hasta publicar anuncios de su interés como la realización de talleres y actividades de los grupos estudiantiles.

Al seguir caminando se pueden encontrar muebles coloridos y ergonómicos en donde el alumno podrá ver una película desde su celular, escuchar música, leer o simplemente descansar.

A los lados se encuentran salas de estudio equipadas para realizar conferencias e investigaciones. Las paredes de estos espacios se pueden deslizar para hacerlas más grandes o pequeñas.

En los próximos meses se acondicionará un espacio donde se instalarán máquinas dispensadoras de snacks y microondas, con el fin de que los estudiantes puedan alimentarse dentro de la biblioteca.

Al subir al segundo piso del edificio, los estudiantes y profesores se encuentran con un balcón al aire libre en donde se pueden llevar a cabo jornadas de estudio.

También hay salas acondicionadas para recibir a grupos más grandes de estudiantes. Los profesores pueden reservarlas para dar desde allí sus clases.

Estas salas cuentan con pizarras inteligentes y conexión a Internet para hacer las lecciones más dinámicas.

El edificio cuenta con sensores eléctricos que se activan si hay personas en el lugar, la cultura es cero papel y también tienen dispensadores de agua que miden la capacidad de la botella para que la cantidad de líquido sea exacta y así evitar desperdicios.

El Learning Commons, abierto a los estudiantes el 6 de noviembre de 2017, es un edificio de dos niveles con 1.060 metros cuadrados (m2) de construcción y con una capacidad para 240 personas; no obstante, se tiene previsto ampliar la biblioteca con un tercer piso.

El costo de la construcción de esta biblioteca digital fue de $2 millones. Mientras que los costos de equipamiento (servidores, equipo de comunicación y de digitalización) y mobiliario fue de $432.500, según explicó Lidia Gómez, directora del Sistema de Bibliotecas del TEC.

"Este nuevo espacio es considerado como un lugar para hacer y aprender”, señaló Goméz.

De lo tradicional a lo moderno

El modelo del Learning Commons fue adoptado por Andrea Calderón, bibliotecóloga de la Biblioteca José Figueres Ferrer del TEC, y que nació como propuesta de un proyecto de la Maestría del Tecnológico de Monterrey.

Dentro de la propuesta planteada en la tesis de Calderón, se hace énfasis en que las bibliotecas tradicionales deben ir transformando su visión e ir cumpliendo con las demandas tecnológicas de los usuarios.

“Los estudiantes exigen entornos que reúnan tecnología, contenido y servicios en un espacio físico que tenga un ambiente diferente al de una biblioteca típica, con un mobiliario cómodo, moderno y colorido”, señaló Calderón.

Según comentaron las funcionarias del TEC, la institución necesitaba de un espacio que se adaptara a estas necesidades. La biblioteca del centro educativo cuenta con 45 años de existencia, y infraestructura limita la realización de actividades como hackatones, foros y talleres.

El objetivo central de la biblioteca digital es que gracias a su apariencia y herramientas tecnológicas estimulen el deseo de los alumnos y profesores de permanecer más tiempo en un espacio agradable para estimular el conocimiento.

Los componentes del Learning Commons son:
Una sala de estudio grupal para 40 usuarios. 
Cuatro salas de estudio grupal para ocho usuarios cada una con pantalla y equipo audiovisual. 
Salas de lectura individual para 24 usuarios.
Cuatro salas de video grupal para ocho usuarios con equipo tecnológico.
Un BibLab para 48 usuarios.
Dos salas de descanso e interacción social. 
Un cubículo especializado.
Área de vending.
Un puesto de información. 
Una estación de alfabetización.
Un espacio administrativo que incluye cuarto de atención de emergencias.
Balcón con capacidad para 20 usuarios.