Iniciar el año supone plantear las intenciones a cumplir durante el mismo, de ahi el título de este post. ¿Porque esforzarse en hacer cosas que no tendrán resutados o que suponen esfuerzos sin recompensa? Durante el año que acaba de terminar y en este vamos a escuchar propuestas de todo tipo sobre el desarrollo de las pymes y los emprendimientos.
En varios países de la región terminaron las campañas políticas o bien nos encontramos a mitad de ellas. Dos elementos comunes a ellas han sido / son: (i) las ofertas políticas (o como dice la recién electa Michelle Bachelet, los “ofertones”), y (ii) las campañas del miedo.
A estas alturas, y sobre el primer punto, me parece que podemos distinguir a los farsantes de los que no lo son. Y la mejor proxy son sus “ofertas” de campaña. Desde crear miles de empleos, bajar impuestos, mejorar las finanzas públicas, aumentar los salarios, construir carreteras, hospitales, escuelas, y un largo etcétera. La pregunta que tenemos que hacernos, y hacerles es, ¿cómo? ¿con que recursos? Y ahi es donde la mayoría entra en caída libre. No hay más argumentos que el voluntarismo o la necesidad de justicia. Recordemos que el arte de gobernar supone elegir entre alternativas y administrar los siempre escasos recursos con la mayor eficiencia y transparencia para generar el mejor resultado posible en términos de los objetivos económicos, sociales, etc., previamente planteados. Entonces, para nosotros como ciudadanos la tarea es no es solo escuchar lo que nos gusta sino lo que concientemente consideramos factible.
En segundo lugar está la camaña del miedo. Es la más común y aofrtunadamente, tambien la menos exitosa. Votar “en contra de” no tiene ningun sentido. Yo no quiero que gane X y por eso voto por Y. Derrepente el remedio es peor que la enfermedad. Los ciudadanos debemos votar en favor de una propuesta a la que nos sentimos cercanos y no en contra de una que percibimos lejana o inviable. Es obvio que no es posible estar de acuerdo en todo, pero es necesario analizar las propuestas y no solo escuchar los discursos, las “ofertas” o peor aún, votar “por la cara” del candidato. Ese si que es un voto de miedo.
Parte de nuestros propósitos del año deben ser ahondar mas, no quedarnos solo con la envoltura, lo visible, sino mas bien preocuparnos por conocer mas, profundizar en las cosas. Superemos la cultura de hacer todo por encima (barrer solo por donde mira la suegra, dicen algunos). Y las elecciones pueden ser un buen inicio.
En las campañas de todos los países se habla incesantemente de las pymes y los nuevos emprendimientos, y se ofrece apoyarlos y generar nuevas empresas. ¿Es eso posible? ¿Se requiere solo del deseo, o bien la necesidad ante la falta de un empleo asalariado? Lamentablemente, y debo repetirlo por enésima vez; ser empresario no es para cualquiera, menos aun en sociedades donde la cultura esta fuertemente arraigada en el trabajo asalariado. Y vivimos en contextos que lo favorecen claramente. En esa perspectiva, promover el emprendedurismo es mucho más difícil porque las personas no lo ven como una opción.
Analicemos entonces las propuestas de los candidatos sobre el tema. Muy importante es saber que clase de apoyos recibirán quienes quieran emprender, como se financiarán y si ellos deberán ser devueltos. Y de otro lado, que clase de apoyos se le brindarán a las empresas ya establecidas (que obviamente son diferentes a las que se les proporciona a los nuevos emprendimientos). Además, que reformas en el entorno de negocios se llevarán a cabo para promover el desarrollo empresarial local, generalmente pequeño y por tanto, distinto a las acciones para la promoción de inversión extranjera. Esta debe ser nuestra primera gran tarea del año, ser mas conciensudos en el análisis. Ese será “un buen inicio”.