Los Rocos de Sagot
Este mes de Octubre he dedicado gran parte de mi tiempo a hablar a personas de muy diversas empresas en distintos países de Latinoamérica sobre el tema de cómo liderar la diversidad generacional.
Como introducción al tema, presento datos sobre la escasez de talento humano entrenado en el mundo y los factores que inciden en este fenómeno mundial: bajas tasas de natalidad en países con altos PIBs per capita; altas tasas de desempleo en países con más bajos PIBs per capita debido a que no se invierte suficiente en educación; la existencia cada vez más consolidada como una forma de carrera profesional del libre agente (no trabaja con horario fijo ni salario fijo para ninguna empresa); alta demanda de talento entrenado y especializado en ciertas industrias que se perfilan muy dinámicas hoy, entre otros factores. Presento los datos actuales por país y por región y lo que se proyecta en el futuro.
Luego describo una clasificación de generaciones de acuerdo a bibliografía exhaustiva de distintos autores en los Estados Unidos y en Europa.
Trato de hacer conciencia en las empresas en nuestra región que el tema es serio y si no lo ponemos en la mesa de discusión perderemos talento y perderemos competitividad como empresa, como país y como región.
Luego, hablo de las distintas generaciones y enfatizo cómo cada generación se caracteriza y se gesta, y presento exponentes dignos de admiración de cada una de ellas. Desde los mayores, denominados tradicionales, hasta los más jóvenes que los autores denominan milenio o generación Y.
Todas las generaciones coexisten hoy en el ambiente laboral. Hago un paréntesis cuando le hablo a las empresas de este tema, para enfatizar como en Latinoamérica tendemos a idealizar la juventud y a veces, a dejar de lado el talento de quien es mayor, de quien nació cuando no existía televisión, cuando solo se escuchaba la radio como medio de comunicación y recreación y cuando el dar la vuelta al mundo en avión era considerado una hazaña.
Y les hablo a las empresas de que esto, de ver a las personas de otra generación (los jóvenes a los mayores y viceversa) con prejuicios, es un error grande que debemos rectificar.
Voy más allá y planteo formas positivas de integración intra-generacional. Desde modelos de mentoría para que el empleado mayor transfiera conocimiento al joven o inexperto en el ambiente laboral hasta entrenamiento por el joven en el uso de tecnologías al trabajador mayor.
Cuando vi el título del artículo de Sagot sobre los rocos (oprima aquí para leerlo), lo leí con interés, porque el tema es tan vigente e importante para mí.
Pero debo decir con desilusión que aunque don Jacques empieza bien su nota, en los últimos párrafos no se porta mejor que los jóvenes que critica.
De alguna forma don Jacques, cae en el mismo pecado de criticar y ser irrespetuoso con quienes ve como muy alejados de su generación y de la generación mayor.
Mientras no tengamos cada uno de nosotros una visión o percepción más positiva de las generaciones que son diferentes a la nuestra, y no dejemos de ver a la nuestra como “la mejor”, será menos viable la construcción de sinergias creativas para la construcción de mejores empresas, mejores comunidades, mejores familias y mejores sociedades.
Don Oscar Arias por su parte publicó ayer 21 de Octubre, en la Nación una pieza que plantea una perspectiva más amplia y en mi opinión más sabia respecto al tema. Tal vez el punto débil de don Oscar es ponerse como ejemplo. Solo creo que hubiera hecho mejor el punto y causado más acogida de los buenos argumentos que plantea en su pieza, haciendo alusión a otros ejemplos.
Ratan Naval Tata, Nancy Pelosi, Maya Angelou, Warren Buffet, Nelson Mandela, son ejemplos de líderes de la tercera edad, que estando en la tercera edad, tienen gran influencia positiva en empresa, gobierno, cultura, país, humanidad.
No pertenezco a esa generación mayor, tengo 43 años hoy, tampoco a la más joven, pero no tengo ningún problema en aceptar y enfatizar el valor del ser humano independientemente de su edad.
Sería un pecado capital generalizar y criticar a los más jóvenes porque asumo y califico a todo joven de merecido, ignorante y superficial, porque hay algunos que lo son.
Podría mencionar de cada generación exponentes como los que menciono hoy de la tercera edad, para hacer el punto que ninguna generación es mejor que la otra, que todas tenemos capacidad de contribuir y construir.
Estoy convencida que los seres humanos tenemos mucho más en común que en lo que somos diferentes, independientemente de a cual generación pertenezcamos. La investigación apunta a que la diversidad de género, generacional y cultural enriquece y trae resultados positivos en las empresas que se traducen en mejores retornos financieros, entro otros temas positivos.
Ojalá Sagot, y todos los que no somos tan jóvenes, viéramos a los jóvenes desde una perspectiva más fresca y sin prejuicios, con más respeto y distancia, con una visión más constructiva, sin tanta emoción perjudicial y negativa. De esa forma, creo contribuiremos a modelar en los jóvenes un estilo de liderazgo que trascienda la edad.
Esa, es mi esperanza.