
El biólogo indio de origen británico, J. B. S. Haldane, sostenía que el hecho de que se siguiera preguntando ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?, demostraba que hay muchas personas a las que aún no se les había enseñado la teoría de la evolución o que no la han querido creer.
Lamentablemente lo mismo ocurre en Costa Rica con algunos representantes del Ministerio de Hacienda cuando mes a mes tratan de explicar la dinámica del gasto público.
Frases recurrentes como "el pago de intereses absorbe los esfuerzos en reducción de gastos o aumento de ingresos" o esta otra "cada vez es más común que este rubro absorba los esfuerzos que buscan disminuir el déficit fiscal" no reflejan otra cosa más que desconocimiento económico financiero puro y duro, o incluso una simple y solapada irresponsabilidad.
¿Qué es primero, el desorden fiscal o la deuda?
En el caso del huevo y la gallina la genética se ha encargado de demostrar que fue primero el huevo, que los cambios en el ADN ocurren antes de nacer, por lo que la primer gallina nació de un huevo que había experimentado una mutación durante su gestación dentro de un organismo que no era propiamente una gallina.
El caso del peso de la deuda dentro de los gastos del gobierno no debería ser un asunto tan difícil de comprender, y sobre todo de explicar para el caso de las autoridades fiscales, como lo puede ser el dilema del huevo y la gallina.
Para un país como Costa Rica la única forma de acumular deuda "problemática" es que se gaste mucho más de lo que ingresa, y digo mucho más porque, para el caso de un país, la sostenibilidad de la deuda se mide a través de su peso respecto al PIB, de la famosa razón Deuda/PIB, por lo que no necesariamente los ingresos deben ser iguales a los gastos para que se presente sostenibilidad de las finanzas públicas.
Dependiendo de las características de cada país, para mantener unas finanzas públicas sostenibles unos países necesitarán un superávit primario y otros podrán vivir con un déficit primario determinado, no es únicamente un asunto de que los ingresos sean iguales a los gastos, como algunas personas aveces aventuradamente sugieren utilizando como analogía las finanzas personales.
La deuda actual obedece a un desequilibrio financiero pasado -y presente-
Hoy el Gobierno se endeuda para pagar en su mayoría remuneraciones y transferencias, además de pagar los intereses de la deuda que adquirió anteriormente para pagar remuneraciones, transferencias y los intereses de una deuda menor.
Si seguimos este análisis recursivo llegaremos a un momento en el tiempo donde los gastos corrientes (remuneraciones, transferencias e inversión, en su mayoría) empezaron a ser mayores a los ingresos, y ahí fue donde todo empezó, donde la deuda comenzó a crecer de una forma insostenible.
Si se lee con cuidado, se notará que en este análisis la inversión no forma parte del problema de gasto actual, aunque al inicio sí formaba parte de esos gastos corrientes.
Esto se debe a que durante los últimos años el gasto en remuneraciones y transferencias ha venido desplazando al gasto en inversión, hasta el punto en que usted puede tardar hasta el doble en llegar a su casa desde su lugar de trabajo.
Esta situación ocurre a pesar de que legalmente se establece que no se pueden financiar gastos corrientes con deuda. Algunos recordarán las contorsiones que un ex ministro hacía, para descatalogar como gasto corriente los pagos de remuneraciones que lo tenían muy a gusto con los sindicatos del gremio que él dirigía.
Esfuerzos insuficientes, no es un tema de la deuda
La deuda pública de hoy es el reflejo de decisiones pasadas y presentes. En el último año el gobierno central ha disminuido el déficit primario en poco más de c150.000 millones, sin embargo, para que esos esfuerzos empezarán a disminuir el peso de la deuda o al menos para que esta no aumentara, se debieron haber dado recortes adicionales por cerca de c550.000 millones.
Seguir diciendo que "el pago de intereses absorbe los esfuerzos en reducción de gastos o aumento de ingresos" o que "cada vez es más común que este rubro absorba los esfuerzos que buscan disminuir el déficit fiscal" debería, si lo que se busca es la verdad, ser reemplazado por algo que sugiera algo como "los esfuerzos que buscan reducir el déficit fiscal no han sido suficientes para estabilizar la deuda, y con esto que la carga por el pago de intereses deje de crecer".
El problema de las finanzas públicas es suficientemente complejo como para no enfrentarlo con franqueza, su solución no vendrá únicamente de decisiones del Ejecutivo, seguir culpando a la deuda que ha servido para pagar los sueldos y salarios de miles de empleados públicos en los últimos años no resulta sensato e incluso podría terminar como un harakiri financiero.