
Londres. - Los políticos que querían que Gran Bretaña abandonara la Unión Europea no escatimaron en sus promesas. Sus buses de campaña tenían carteles que prometían "tomar el control" del país en temas como la inmigración y prometieron que iban a aumentar los recursos para su querido Sistema Nacional de Salud.
Lo cierto es que Gran Bretaña tiene por delante meses de negociación para salirse del bloque de 28 naciones europeas que integran la Unión Europea, y los líderes que propugnaban por la salida del país van a encontrar que sus promesas de prosperidad, soberanía y aumento del gasto público van a ser difíciles de cumplir.
De hecho, ya lo saben y están bajando las expectativas.
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Duncan Smith, que apoyaba la salida del Reino Unido de la UE, ahora dice que la campaña no realizó promesa alguna, sino que simplemente ofreció una "serie de posibilidades". Luego de haber sorprendido al mundo, y a los mercados globales, con los resultados del referendo, Gran Bretaña no tiene afán alguno en salirse de la Unión.
La campaña por la "salida", liderada por el ex alcalde de Londres, Boris Johnson, aún tiene que decir cómo piensa que debe ser la relación de la Gran Bretaña con la UE y el Primer Ministro, David Cameron, dice que el país no va a empezar las negociaciones de este complicado divorcio hasta que un nuevo Primer Ministro sea elegido después del verano.
Antes de la votación del jueves, el tono por la campaña a favor de la "salida" era mucho menos ambiguo que ahora: querían salirse, querían asumir el control de la inmigración proveniente de la UE y querían mucho dinero de la Unión Europea.
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"Retomemos el control", decía un slogan de la campaña en favor de la salida. Sus líderes argumentaban que Gran Bretaña podía hacerse cargo de sus fronteras, limitar la inmigración solamente saliendo del bloque de países. Y ello se lograría si eliminaban el derecho de los trabajadores de la UE a vivir y trabajar en Gran Bretaña.
Un estimado de dos millones de polacos han venido a trabajar en Gran Bretaña desde 2004, y 850.000 siguen allí.
Otro cartel pegado en un bus de campaña rezaba: "Enviamos 350 millones de libras a la UE a la semana --más bien financiemos nuestro NHS" acrónimo en inglés para el Sistema Nacional de Salud.
Muchos economistas han advertido de un conflicto entre promesas de quienes buscaban la "salida" de la UE, como reducir la inmigración proveniente de la Unión Europea, y, a su vez, tener una economía floreciente. Los expertos argumentan que Gran Bretaña necesita acceso al mercado de 500 millones de personas de la UE, libre de tarifas, y eso no lo va a lograr si va a limitar la libertad de movimiento del mercado laboral que proviene de la UE.
Jonathan Portes, investigador principal de National Institute of Economic and Social Research, dijo que las campañas anti-UE decidieron ignorar el vínculo entre acceso económico a los mercados y la inmigración que provendrá de la Unión Europea como resultado, sólo para ganar votos.
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"Le dijeron a una cantidad de gente que estas compensaciones, que son razonablemente obvias y que ahora están saliendo a la luz, no existían", dijo Portes. "Tarde o temprano van a tener que lidiar con ellas".
El deseo de frenar la inmigración motivó a los líderes por la "salida" de la UE, especialmente por el hecho de que ahora tres millones de personas nacidas en países de la UE residen en Gran Bretaña. Un estimado de 1,2 millones de británicos, incluyendo a muchos pensionados, se han ido a otros países de la UE, pero la floreciente economía británica ha significado que la cantidad de inmigrantes ha superado con creces la emigración del Reino Unido en los últimos años.
Muchos de los británicos que votaron por la "salida" creen que esos inmigrantes han puesto presión en el sistema de educación, de salud y en el mercado de las viviendas, pese a que ellos pagan impuestos y que muchos economistas argumentan que los inmigrantes generan un auge económico para el país.
Dejar la UE le permitiría a Gran Bretaña "retomar el control" al renunciar al principio de la libre circulación. Pero si lo hiciera, sería improbable que tuvieran acceso abierto al mercado de la Unión Europea, el bloque con el que comercia la mitad de sus bienes y servicios, y al que le exporta desde carne de cordero a servicios financieros.
Portes dice que un acuerdo en el que ellos tengan acceso libre a los mercados y no libertad de circulación por su país podría tener "muchas consecuencias negativas" para la economía británica y para su calidad de vida.
Una alternativa sería dejar que la Gran Bretaña mantenga su acceso al mercado de la UE a cambio de una tarifa que le pague a la UE y que ellos acepten el principio de la libre circulación, más o menos el acuerdo que tiene Noruega. Ello, no obstante, acabaría con la promesa de reducir la inmigración, bandera de la campaña por la "salida".