Los ataques perpetuados anoche en diferentes puntos de la capital de Francia son una demostración del poder y la inteligencia con que se ha terminado de forjar el Estado Islámico. El primer misterio que debe resolver es cómo lograron ponerse de acuerdo los suicidas para atacar al mismo tiempo.
Hoy, a Europa la rodea el miedo y también las dudas, ¿qué sigue ahora?, ¿qué efecto tendrá este ataque sobre la crisis de regugiados? y, sobre todo, ¿cómo nos perjudica?
Es mejor empezar por el principio, ¿qué es la EI o el ISIS?
La pregunta podría parecer obvia, pero ni siquiera los líderes mundiales han terminado de formarse una imagen completa de qué es y qué implica el Estado Islámico (EI o ISIS, por sus siglas en inglés). Anoche, trágicamente, el mundo comenzó a entender sus dimensiones.
En términos simples, el EI es la personalización más reciente del radicalismo islamista, compuesto por bases políticas y religiosas basadas en el islam. Fue creado bajo la marca de Al-Qaeda, en el 2006.
Aunque no es un gobierno ni un país, el EI extiende sus tentáculos desde Iraq y, más recientemente, desde Siria. Este último país vive una guerra civil desde el 2011.
¿Por qué ataca a Francia?
Francia tomó una participación mucho más activa en los ataques aéreos conjuntos con Estados Unidos contra el EI en setiembre, luego del acto terrorista contra la revista Charlie Hebdo. Los yihadistas dicen que, con ello y con la supuesta lucha de los franceses contra el islamismo en su país, insultaron a Mahoma.
Sin embargo, es una relación conflictiva que se remonta a antes de la II Guerra Mundial. "Francia, y aquellos que la sigan, siguen siendo los principales objetivos del Estado Islámico", dijeron los yihadistas en un comunicado en Internet en el que aclararon que este es solo el inicio de la tempestad.
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El presidente francés, François Hollande, dijo hoy que el ataque fue perpetuado por fuerzas internas y externas del país. Desde el año pasado, países como Francia, Gran Bretaña, Alemania, España y Bélgica están preocupados por la exportación de jóvenes que van como combatientes a Siria, por el temor de que regresaran radicalizados.
Aunque no se ha confirmado aún la identidad de los suicidas de anoche, los testigos dijeron que algunos de ellos gritaban en francés.
Y ahora, ¿qué sigue en Europa?
Todavía es pronto para saber qué acciones tomará Europa, pero los países ya comenzaron a adelantar su modo de operar de ahora en adelante: aumentar su seguridad en las fronteras o cerrarlas del todo.
La retórica de Hollande también ha pasado de nivel, al atribuir el acto terrorista como "terrorismo de guerra". En paralelo, varios países acordaron en Vienna una agenda para lograr la estabilidad política en Siria.
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El analista internacional Alejandro Barahona explica que la reacción es normal por parte de los países amenazados, que ahora deberán volcar la mirada hacia el protagonismo de organizaciones internacionales para evitar una crisis humanitaria aun mayor.
¿Cómo afectará a la crisis de los refugiados?
El problema para Europa es que la violencia contra el Estado Islámico en Iraq y Siria le trae consecuencias inmediatas, con el aumento de los refugiados que buscan entrar a sus países para huir, precisamente, de los ataques.
Es un círculo vicioso, explica Barahona quien también cree que los políticos de derecha aprovecharán la oportunidad para exigir el cierre de fronteras a los gobiernos más progresistas y a los más conservadores, a extremar sus medidas.
¿Corre algún peligro América Latina?
La lejanía geográfica no necesariamente salva a los países latinoamericanos de la influencia islamista, pero tampoco se observa un peligro inminente para la región, por ahora, dice Barahona. La relación de algunos países como Argentina y Nicaragua con Irán podría preocupar un poco más a los gobiernos, pero no enciende la alarma roja.
Latinoamérica, es cierto, sigue siendo un punto estratégico para llegar hasta Estados Unidos, el mejor amigo de Francia en este momento y blanco inminente de la EI.