Con los beneficios que se pueden obtener por medio de los derechos de propiedad intelectual y los graves perjuicios que conlleva su violación, sería lógico pensar que todas las personas conscientemente aboguen por el respeto a estas normas.
Sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos, la realidad es otra.
La propiedad intelectual protege cualquier expresión de una creación del intelecto humano, y esa protección cobija múltiples elementos: obras literarias y artísticas, invenciones, marcas y muchos otros.
La protección de estos derechos es respaldada por una serie de instituciones nacionales.
El Registro de la Propiedad Intelectual y el Tribunal Registral Administrativo realizan múltiples esfuerzos por la protección de estos activos intangibles. El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) también desempeña un rol determinante en esta materia.
A nivel internacional hay múltiples entidades que apoyan este esfuerzo. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual fomenta y organiza capacitaciones en la materia. Iniciativas como la Campaña Unreal de la Asociación Internacional de Marcas (INTA) se enfocan en la difusión de la importancia de la propiedad intelectual en niveles de educación media.
No se trata únicamente de registrar una marca o proteger una canción, como algunos aparentemente consideran. La violación a los derechos de propiedad intelectual tiene consecuencias catastróficas a largo plazo para la economía de un país. Contribuir en la violación de estos derechos, ya sea como empresario o como consumidor, es ser cómplice de un grave atentado contra del progreso humano.
Pendientes
A pesar de lo anterior, aún queda mucho camino por recorrer en defensa de la propiedad intelectual.
Costa Rica todavía se encuentra en la “lista negra” del Informe Especial 301, de los Estados Unidos, como uno de los países con insuficientes garantías de protección en esta materia, lo cual se debe a la falta de toma de conciencia y a una serie de acciones que, como consumidores, podríamos evitar.
La piratería de obras protegidas, uso de software sin licencia, utilización de decodificadores para obtener señal de cable de manera ilegal y adquirir productos falsificados son todas acciones que van en detrimento de estos derechos y, por ende, desaceleran el crecimiento económico del país.
Ilusamente, la gente piensa que comprar ese bolso, esos zapatos o esos medicamentos que no son originales y con los que se piensa que se está ahorrando dinero y obteniendo una ganga, no hace daño a nadie.
La realidad es que se trata de artículos que no pagan impuestos, que no pasan por controles de seguridad y que financian el crimen organizado a nivel mundial.
Las empresas también incurren en violaciones de estos derechos mediante actos como el uso de software sin licencia, utilización de marcas de terceros como si fueran propias e inclusión de fotografías ajenas en publicidad y páginas web.
Como consumidores y empresarios, tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar el rumbo y fortalecer el sistema en beneficio del país y en general de todo el planeta.
Pautas de la OCDE
En la actualidad, Costa Rica se prepara para ser miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), facilitadora de una plataforma para el incremento de la productividad mediante políticas públicas. Y algunas de las condiciones clave que la OCDE le ha trazado al país para su adhesión están íntimamente relacionadas con temas de propiedad intelectual; la inversión para innovar es una de ellas.
Recientemente se han dado iniciativas dignas de reconocer y que demuestran el potencial que tiene Costa Rica para avanzar en el tema. Noticias como la solicitud de protección mediante denominaciones de origen de las máscaras borucas (comunidad indígena del sur del país) y del café de Tarrazú son alentadoras.
Créditos por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y apoyo del Micitt se han otorgado para formar investigadores y facilitar recursos que apoyen productos de inversión, con lo que se genera un motor para las pequeñas y medianas empresas.