Comprar una casita en Inglaterra puede hacerlo sentirse en la Edad Media por culpa de un puñado de derechos feudales que la Iglesia y los nobles conservan sobre miles de propiedades.
Es posible que esa bonita vivienda de ladrillo blanco, techo de paja y geranios en las ventanas, que abunda en la campiña inglesa, esté levantada en una finca cuyos derechos de explotación minera, de caza o pesca fueron retenidos por el noble terrateniente que vendió la tierra hace cientos de años.
Ser propietario de la superficie de la parcela no significa serlo de las profundidades, donde podría haber oro o gas de esquisto, por ejemplo.
El noble en cuestión retuvo lo que se conoce como "derechos señoriales", en inglés manorial rights.
La Iglesia tiene el suyo. Se llama chancel repair liability, literalmente "obligación de reparar el presbítero", que es una concesión de Enrique VIII que permite exigir a vecinos el coste de las reparaciones del altar mayor de los templos anteriores al año 1536, auténticas joyas arquitectónicas.
Los afectados protestan
La casa donde vive Elaine Hession, por ejemplo, que es una herencia, está registrada como una de las obligadas a pagar reparaciones en la iglesia de Saint Mary, que está a varios kilómetros de ahí.
"Nadie compraría una casa con semejante carga vinculada a ella", dice Hession, quien cree que la posibilidad de recibir un día una gran factura es angustiosa.
Lo que hizo fue unirse a otros 25 vecinos afectados y encarar la situación, pero la victoria consistió en que -si venden sus casas- los nuevos propietarios quedarán exentos del pago.
El problema es que la parroquia no les dio nada por escrito.
“Además, a todos los afectados les gusta vivir aquí y no quieren vender sus propiedades para librarse de esa obligación, así que estamos condenados a ella", explica Hession, que lanzó una campaña nacional de protesta.
La Iglesia de Inglaterra se defiende afirmando -en su página web- que tiene la responsabilidad financiera del 45% de los edificios de grado 1 del patrimonio nacional, los de mayor valor.
"Eso supone una enorme carga financiera para los consejos parroquiales. Teniendo en cuenta eso, no se puede esperar que la Iglesia renuncie a recursos de financiación a los que tiene derecho a menos que reciba una compensación adecuada".
Según datos del Registro de la tierra, 157 parroquias de Inglaterra y Gales han registrado 9.288 propiedades como susceptibles de pagar el gravamen.
¿Obligaciones o donativos?
Adrian Wallbank tuvo peor suerte que Elaine Hession. Se enzarzó en una batalla legal con la Iglesia y acabó teniendo que vender su casa para pagar la restauración de un templo, los intereses y las costas judiciales: poco menos de $400.000 en total, o sea, casi 40 veces lo que le habían reclamado inicialmente.
"No fue muy cristiano de parte de la Iglesia”, explica Wallbank, que era entonces propietario de una granja en Aston Cantlow, unos 150 km al noroeste de Londres, en cuya iglesia del siglo XIII -la que necesitaba ser restaurada- se cree que se casaron los padres de William Shakespeare.
Wallbank recibió la carta en enero de 1990.
"Nos pedían si podíamos ayudar a pagar las reparaciones del presbítero... Creo que hablaban de unos $10.000 en total. Les contestamos que lo haríamos encantados, pero que queríamos garantías de que no se trataba de una obligación legal, sino de un donativo", relató.
Un año después escribieron diciéndoles que habían hecho una investigación exhaustiva y que en efecto era una obligación.
“Discutimos, y la factura empezó a crecer y a crecer hasta más de $150.000. Y entonces nos llevaron a la justicia, donde no hizo más que seguir creciendo”, contó.
Después de 18 años, el caso llegó a la última instancia, la cámara de los Lores -el brazo del parlamento en el que se sientan obispos y nobles, no electos, subraya Wallbank- y lo perdieron.