A sus 78 años, Rafa Fernández es ejemplo de la calidad y rentabilidad en el arte costarricense.
Mucho antes de recibir el premio Magón 2002, ya las obras del pintor se cotizaban en miles de dólares y hoy, 11 años después de que sufriera dos accidentes cerebrovasculares, su ritmo creativo es constante y su obra nueva se cotiza alto y se vende, ahora entre las nuevas generaciones de compradores.
EF entrevistó a Fernández en su casa, en San Pedro de Montes de Oca, para conversar sobre el mercado nacional del arte y el valor de piezas como pinturas y esculturas, a la hora de invertir.
Para la entrevista se recurrió al apoyo de la hija del artista, Alma, ya que a raíz de sus problemas de salud al pintor se le dificulta mantener conversaciones fluidas. Alma intervino apenas para contener el ímpetu del artista, que quiere decirlo todo aunque una traqueotomía lo limite.
“La pintura es mi lenguaje. Ahora es mi lenguaje total”, explica Fernández.
Por eso, su genio lo hace medir cada palabra, se asegura de dar el mensaje exacto y así aconseja a las empresas comprar más arte y a los medios dar más espacio a los artistas.
Durante el 2013 estuvo activo con exposiciones y homenajes, ¿cuál ha sido su fórmula para mantener su rutina y atender estas actividades?
Mucho trabajo y olvidarme de todo lo demás. Es una manera de corresponderle al público. Mi día a día es trabajo, trabajo, trabajo y trabajo.
¿Cuáles son los principales cambios que ha experimentado su obra a partir de sus problemas de salud del 2002?
Evolución. Se ve en la fuerza, hay menos belleza pero más fuerza.
Alma: Bueno, depende (sonríe). Es una belleza distinta, pero él se refiere a esa estética clásica que tenía su trabajo y a este lenguaje contemporáneo que maneja ahora.
¿Cómo ha visto el ambiente artístico costarricense en la última década?
Dolorosamente igual.
¿Y esto tendrá relación con el poco movimiento que ha tenido el mercado del arte en el país?
En realidad eso es normal, siempre sucede que hay una etapa baja, pero luego el mercado vuelve a reactivarse. Yo he pasado muchas crisis, desde el comienzo, y algunas más duras que esta.
Alma: Es que mi papá pasa 14 años pintando antes de vender su primer cuadro.
Y el primero que me compró un cuadro fue don Samuel Rovinski. Se llamaba La Azotea .
Pero ahora comprar su obra es considerado una inversión, ¿a qué cree que se deba ese valor que adquieren sus pinturas?
Mis cuadros son para el tiempo. Las subastas los venderán. Además, el público me quiere y me admira mucho.
Y también lo compra; ¿qué debe tener la carrera de un pintor para pasar de la admiración a que efectivamente se vendan sus obras?
Magia.
¿Por qué? ¿Cómo se ve es esa magia en su trabajo? ¿De dónde proviene?
Viene de la interioridad. La espiritualidad. Hay una cosa que ayuda mucho: Dios. Y los problemas ayudan, porque no hay problema sin solución.
¿Cuáles cambios debe haber en la escena artística costarricense para que deje de ser “dolorosamente igual”?
Debe venir más bien de parte del público: que adquieran obras. La única manera de que un mercado evolucione es invirtiendo. Al comprador le queda el cuadro para toda la vida, pero al artista el dinero se le termina. Y ese dinero es el que permite que siga la creación.
¿Cuáles son los compradores que usted cree que pueden mover el mercado?
Las empresas. Son las que más posibilidades tienen de hacerlo.
¿Qué deberían buscar las empresas para invertir en arte?
Que las obras sean de un artista con evolución, con trayectoria probada.
Alma: Porque cuando un coleccionista ve la trayectoria de un artista se da cuenta de la constancia, dónde ha expuesto, si ha tenido premios. Todos esos factores van determinando también el valor de mercado de una obra.
Las empresas pueden crear colecciones y eso les genera capital y estatus. En dos años se puede formar una colección valiosa.
¿Por qué usted decide seguir pintando, en lugar de concentrarse en su recuperación?
Es que es mi vida, no puedo parar. Tengo que ganarle la carrera a todo.
¿Qué quiere hacer en 2014?
Ser un pintor excepcional de este país. Se lo debo.
Detalles
Está trabajando en una exposición que tendrá en junio del 2014, en el Museo de la Identidad, Honduras. El tema es el mundo interior del amor.
Mantiene el gusto por la tauromaquia, que aún lo inspira en la figura del miedo del torero frente al toro, de la vida frente a la muerte.
La mayoría de su obra actual corresponde a la técnica del Unirafismo y su mezcla con otros métodos de pintura tradicionales. La nueva técnica corresponde al uso de carboncillo y otros pigmentos en un estilo desarrollado por el artista.
La piratería con obras de Rafa Fernández es tema de todas las semanas, en su mayoría con el timo de “urge vender por viaje”. Si el precio es bajo o tiene alguna duda, comuníquese con la galería Kandinsky.
Fuente Familia Fernández Tercero.