Etiquetas crisis del 2008

¿Por qué la gente comenzó a encontrar más felicidad en el consumo que en el ahorro? ¿Por qué ya no le preocupa a la gente pedir prestado y no pagar?


La profesión de la macroeconomía todavía tiene que reconciliarse con las lecciones más importantes de la década pasada. Sin un nuevo consenso sobre cómo manejar la incertidumbre, el mundo es demasiado vulnerable a nuevas sacudidas económicas, sociales y políticas. Tristemente, tal vez haga falta otra crisis que obligue a los economistas a abandonar sus actitudes obsoletas.