La revista Science Advances publica un nuevo Atlas de la contaminación luminosa, donde nuestra capital alcanza los mismos niveles que las grandes urbes del mundo donde la gente no puede ver un cielo estrellado
La revista Science Advances publica un nuevo Atlas de la contaminación luminosa, donde nuestra capital alcanza los mismos niveles que las grandes urbes del mundo donde la gente no puede ver un cielo estrellado