El cambio climático, la cercanía de una nueva plaga y la competencia desleal, son situaciones que mantienen en vilo al sector apícola del país que aún así tuvo buenos resultados en la producción durante los últimos años.
Según datos suministrados por el Programa Apícola del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), la cantidad de kilos producidos en el 2013 fue un 7,8% mayor que en 2012. .
Sin embargo, tanto las autoridades nacionales involucradas en el sector como los empresarios apícolas –se estima que hay 1.782 apicultores– temen que en las próximas cosechas se presente una caída importante en los niveles de producción.
Ante esto están tomando medidas para disminuir los posibles impactos y así subsistir en una actividad que satisface un 50% de la demanda de miel de abeja en el país. El resto del producto se importa principalmente de Nicaragua y El Salvador.
¿Qué está pasando?
Actualmente los productores nacionales deben enfrentar tres enemigos: el cambio climático, la posible llegada de una nueva plaga que ya se encuentra en Nicaragua y finalmente la competencia desleal.
Carlos Zamora, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura (Canafapi), afirmó que desde el año pasado los apicultores perciben los efectos que tiene el cambio climático sobre sus producciones.
“Por ejemplo, los árboles están floreciendo pero por estrés (ocasionado por los bruscos cambios en la temperatura) pueden no llegar a secretar néctar”, añadió.
De igual manera no se da una floración adecuada, lo cual genera que algunos productores decidan movilizarse a zonas donde el impacto de clima es menor.
En zonas como Puntarenas y Guanacaste –conocidas por generar gran parte de la producción nacional–, los apicultores se ven muy afectados por las altas temperaturas que pueden llegar a secar las colmenas.
Esta es una situación con la que tuvieron que luchar el año pasado algunos de los 32 productores que pertenecen a la Asociación de Apicultores de Jicaral.
Rubén Chavarría, administrador de esa entidad, mencionó que las condiciones del clima ocasionaron que en el 2013 la producción disminuyera un 35%.
Medidas como regar con agua las colmenas para mantenerlas en estado óptimo, no lograron evitar la merma.
El representante manifestó que una de las razones que los tiene con mayor tranquilidad ante esta situación es que toda su producción es vendida desde hace 10 años a la corporación Manza-Té.
Otro de los rivales a enfrentar es el peligro latente de la aparición de una plaga que ya afectó algunas colmenas nicaragüenses.
Se trata de un escarabajo que destruye las colmenas al depositar en ellas sus huevos. Al nacer las larvas se alimentan de la miel y el polen.
“En cualquier momento puede entrar (la plaga). Hay que hacer inspecciones nido por nido”, indicó Ana Cubero, gerente del Programa Apícola de Setena.
Ante esto, tanto esa entidad como la Cámara Nacional de Apicultores, han capacitado a los productores para que cuando este escarabajo toque suelo nacional, el impacto sea el menor.
Un mal de generaciones
La competencia desleal es un mal con el que los productores de miel de abeja nacionales han luchado durante años, sin lograr tener buenos resultados.
Manuel Calderón, dueño de la empresa Apícola Reina de Tarrazú, mencionó que algunas personas están vendiendo mezclas de glucosa con sabor a miel como si fuera miel de abeja pura.
Los consumidores normalmente no se dan cuenta porque la etiqueta del producto indica en letras grandes que es miel de abeja pero luego en un menor tamaño mencionan que es jarabe.
El empresario indicó que su empresa se vio afectada grandemente con este tipo de conducta debido a que perdió a uno de sus clientes más importantes.
Para evitar que este tipo de complicaciones se sigan dando, Canafapi desarrollará una campaña publicitaria para que los consumidores puedan detectar la miel de abeja pura.
“Parte de la responsabilidad también está en el consumidor que no tiene la cultura de leer la etiqueta”, agregó el director ejecutivo de Canafapi.