El Boeing 737 MAX, obligado a permanecer en tierra desde hace casi un año, es un avión “básicamente defectuoso y peligroso”, lo que demuestra la necesidad de reformar las leyes y reglamentos relacionados con la certificación de aviones comerciales, consideró el viernes el Comité de Transporte del Congreso estadounidense.
"El hecho de que varios errores de diseño técnico o errores de certificación hayan sido considerados 'conformes' por la FAA (el regulador aéreo) ilustra una necesidad crucial de reformas legislativas y regulatorias", dijo en las conclusiones de su informe preliminar presentado el viernes.
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"Desarrollar un avión comercial que cumpla con las regulaciones de la FAA pero que es básicamente defectuoso y peligroso deja en evidencia un sistema de vigilancia de la aviación que necesita urgentemente un cambio", dijo el comité.
El avión insignia del fabricante estadounidense ha estado en tierra desde el 13 de marzo de 2019 después de dos accidentes que se cobraron la vida de 346 personas.
El sistema antibloqueo MCAS ha sido cuestionado y Boeing está trabajando actualmente en una solución.
El gigante con sede en Seattle (noroeste) tuvo que suspender las entregas y en enero decidió detener la producción. También reemplazó a su director gerente.
Se trata de la crisis más grave en 104 años de historia del famoso fabricante aeronáutico, que ha hecho aflorar numerosas disfunciones.
En su informe, el Comité de Transporte enumera sus cinco principales críticas, que ya han sido mencionadas por otras investigaciones: las presiones sobre los empleados de Boeing para aumentar el ritmo de producción del MAX en detrimento de la seguridad; suposiciones erróneas sobre tecnologías claves como el MCAS; ocultamiento de información crucial a la FAA, empresas clientes y pilotos; conflictos de intereses y la influencia de Boeing en la FAA.
El regulador aéreo dijo en un comunicado que sus procedimientos de certificación habían conducido a una seguridad aérea sin precedentes en Estados Unidos, pero afirmó que era una institución "que aprende y está abierta a una evaluación profunda".
David Calhoun, el nuevo jefe de Boeing, tomó las riendas el 13 de enero en sustitución de Dennis Muilenburg.
Prometió un cambio en la cultura interna para restaurar la reputación de la empresa empañada por esta crisis, así como las relaciones de confianza con las autoridades y las compañías clientes.