De los tres realizadores mexicanos más internacionales, Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, este último es el único que aún no ha ganado el Óscar. El próximo debería ser su año, ya que en el 2014 lo obtuvo Cuarón, por Gravity y en el 2015, Iñárritu por Birdman . Aún cuando Del Toro ha estado varias veces nominado, creo que su más reciente filme La cumbre escarlata no es del estilo de películas que son nominadas a los grandes premios hollywoodenses (¡Ojalá me equivoque!).
El filme tiene un estilo gótico, es impecable y las actuaciones son memorables (el triángulo de Jessica Chastain, Mia Wasikowska y Tom Hiddleston), el guión es un tanto predecible y el filme no provoca miedo. Aún cuando el filme tiene el sello Del Toro.
El director es como un “niño grande” y le gusta experimentar. Su obra es muy diversa, aún cuando la fantasía y una estética elaborada prevalece en casi todos sus filmes; no en vano su carrera comenzó en el diseño de maquillaje, donde se desempeñó durante 10 años.
Ha realizado adaptaciones de comics Hellboy I, II y prepara el III y Blade II ; también películas de terror y fantasía, situadas durante la dictadura española El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006).
También ha fungido como productor y guionista. Escribió la trilogía del Hobbit , que originalmente iba a dirigir y ha producido películas tan disímiles como Rudo y Cursi , (Carlos Cuarón, 2008) o Biutiful , (González Iñárritu, 2010) hasta la segunda y tercera versión de Kung Fu Panda o El gato con botas .
También ha escrito novelas, textos para videojuegos, ha prestado su voz para personajes de películas animadas y capítulos para series de televisión. Es uno de los realizadores más prolíficos del mundo cinematográfico. Es un mexicano de esos que perturban el sueño a Donald Trump.