Muchas responsabilidades, compromisos, estrés, tensión, problemas, preocupación, falta de tiempo… y alimentación en carrera. ¿Le parece esto una descripción de su día a día?
Algunas personas se enfrentan a esta realidad que altera de manera significativa su estado de salud y calidad de vida, pues provoca estrés laboral, malos hábitos alimentarios, alteraciones del apetito, cansancio habitual, estreñimiento crónico y varias enfermedades.
De manera general, se ha observado que las personas con altos cargos y que tienen un nivel alto de responsabilidad, consumen mayor cantidad de comida rápida y menos porciones de frutas y verduras, realizan menos actividad física y tienen una mayor inclinación a comer mientras realizan otra tarea.
A continuación citamos algunos errores comunes que comenten los ejecutivos a la hora de alimentarse:
–Saltar el desayuno y sustituirlo por café solo.
–Comer fuera de casa, con presión, prisa y ansiedad.
–Saltar tiempos de comida.
–Consumir alimentos muy energéticos, dulces o grasosos, precisamente para estimular la secreción de serotonina y otros mediadores, como compensación al estrés, la ansiedad y la falta de energía.
–Acumular estrés durante el día y traducirlo por la noche en un ataque de ansiedad frente a la comida.
–Abusar de los cafés y las bebidas excitantes durante el día y terminar la jornada con alguna copa de alcohol.
–Consumir chicle de manera frecuente y estimular la secreción de jugos gástricos de manera innecesaria.
–No realizar actividad física ni tener momentos de ocio y recreación entre semana.
¿Qué puede hacer?
La correcta alimentación de un ejecutivo debe tener las siguientes características:
–Disfrutar de una amplia variedad de alimentos, de todos los grupos.
–Incluir alimentos ricos en antioxidantes que ayuden a combatir todas las sustancias dañinas que produce el estrés: frutos de color rojo-morado-azul (fresas, moras, arándanos, etc), aguacate, semillas como las almendras, pescados como el atún o el salmón, vegetales de color verde intenso como brócoli y espinacas.
–Buena hidratación, de preferencia: agua, jugos naturales, agua de pipa, infusiones. Es importante evitar los refrescos gaseosos, las bebidas muy azucaradas, el alcohol y el café en exceso.
–Regularidad para consumir pequeñas y frecuentes comidas durante el día.
–Incluir frutas y vegetales de manera abundante varias veces al día, todos los días.
–Evitar las comidas y productos grasosos.
–Evitar el consumo excesivo de sal.
Recuerde que una dieta no implica dejar de comer todo tipo de productos, sino aprender a consumirlos de forma adecuada y en las porciones recomendadas por su nutricionista.
Elija la calidad
Aumente el consumo de alimentos que proporcionen energía de buena calidad (para que esta dure por más tiempo).
Algunos ejemplos son: frutas, avena, arroz integral, tortillas, frijoles, garbanzos, lentejas, papa con cáscara, yuca, plátano (no frito), semillas (almendras, nueces, chia, etc), chocolate oscuro (pequeñas cantidades), gallo pinto.
Fuente www.consultasnutricion.com