Durante muchos años se ha determinado que existen factores que diferencian a una empresa exitosa de la que no lo es. A medida que la oferta en el mercado crece, mantenerse bajo condiciones tradicionales se dificulta cada vez más. Debido a ello, focalizarse, especializarse, diferenciarse de los demás, ofrecer algo nuevo o “innovar” parece ser la clave del éxito y la llave que abriría la puerta de la salvación a muchos.
Existen mitos y temores alrededor de la innovación.
A pesar de ser una palabra que proyecta a la empresa como una compañía u organización novedosa, pareciera que, en muchos casos, no logra lo prometido. Definir planes de acción, mantener al personal especializado por áreas, disponer recursos para el estudio del comportamiento del mercado, tener personal concentrado en la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) no es factible si estamos hablando de un mercado en donde la mayoría de las empresas son pymes y los recursos que poseen son muy limitados.
Se sabe que innovar o gestar la innovación en las empresas puede ser la diferencia entre mantenerse o morir. Sin embargo, para muchos no es tarea fácil.
Durante muchos años se identificó a las empresas innovadoras como aquellas grandes compañías que constantemente daban golpes tecnológicos al mercado, ofreciendo productos o servicios totalmente nuevos, creando generaciones tecnológicas y compitiendo por espacios en los cuales no se encuentra nuestra realidad.
Si bien es cierto que contamos con muchas pequeñas y medianas empresas que han crecido y logrado posiciones ventajosas, una gran mayoría se mantiene en una lucha constante por sobrevivir.
La buena noticia es que para estas compañías, innovar también es posible. Lo más importante es aclarar que la innovación puede darse en diversas áreas de la empresa u organización, y no está relacionada solo con lo radical, sino más bien, con todas aquellas estrategias, sean tecnológicas, de productos o servicio, organizacionales o de mercadeo, que ayuden a dar valor agregado al consumidor.
Pasos necesarios
Es importante tener claro que, para innovar, hay que querer innovar, y para lograrlo, lo más recomendable es desarrollar las condiciones claves y reales con las que debe contar una empresa u organización:
La primera de ellas consiste en crear un compromiso . Todos en la empresa deben asumir el compromiso de estar en una constante mejora, desde las más sencilla y rápida, hasta la más elaborada y complicada. Se debe tener conciencia de que, en determinado momento, es importante cambiar o mejorar para así poder sobrevivir.
La segunda condición sería un plan de crecimiento . Debe existir un plan de crecimiento para la organización, el cual no tiene por qué ser complicado. Toda empresa u organización tiene que proyectarse y, sobre todo, saber hacia donde se dirige: trace metas, defina objetivos y trabaje con el fin de lograrlos.
Posteriormente, promover la creatividad : Deje que los especialistas y las personas con más experiencia en las diferentes áreas aporten ideas de mejora. Valore cada una de sus propuestas como la mejor e identifique la viabilidad de estas.
Asuma el riesgo. Recuerde que todo cambio tiene un riesgo y para eliminar su impacto se deben de analizar todas las condiciones necesarias antes de tomar una decisión. Recuerde que no existen fracasos sino lecciones aprendidas.
Comunique . Que todos los que trabajan en la empresa, u organización, conozcan lo que se pretende. Si a los trabajadores se les da a conocer el plan, sentirán que son parte del futuro, y automáticamente habrá un mayor compromiso por parte de ellos para lograr las metas anteriormente trazadas, e inclusive, se reducirá la resistencia al cambio, que en muchas ocasiones es el principal factor por el que una propuesta no recibe el apoyo necesario.
Escuche a los clientes . En ellos está la clave del éxito. Muchas veces tomamos la crítica como un factor destructivo, cuando en realidad podría estar brindándonos la idea de lo que el mercado realmente desea o requiere.
Si decidió hacer un cambio, por más sencillo que sea, fije una fecha a cada una de las etapas que necesita para lograrlo. Establezca objetivos y defina el plazo de cumplimiento de estos. La diferencia entre un sueño y una meta es la acción con que se realice, esto con el fin de que se haga realidad ese sueño.
Recuerde definir responsables por cada propuesta, de preferencia, la persona más relacionada o el dueño de la idea, esto generará sentido de pertenencia, compromiso y, probablemente, mejores resultados. Es imprescindible que las personas sientan que su trabajo es importante, lo mismo que sus ideas.
Por último, trabaje en equipo , aproveche los conocimientos y experiencia que ha desarrollado cada uno de los miembros de la empresa, y promueva trabajos multidisciplinarios. Se asegurará de que se tomen en cuenta las necesidades de todas las áreas.