¿Sabía usted que si su carro de gasolina se convierte a tecnología dual –gas LPG y gasolina– se puede ahorrar hasta el 55% de sus costos de combustible?
Y lo que es más, que al hacerlo usted dejará de emitir toneladas de CO2 a la atmósfera durante la vida útil de su vehículo.
¿Creería usted que en el caso de un taxi, esto puede significar un ahorro de hasta 3 millones de colones en combustible por año y una reducción de aproximadamente 4 toneladas de CO2 por año?
El costo de conversión, para el cual existen opciones de financiamiento, es de aproximadamente ¢700.000 para un vehículo promedio, el cual solo en ahorros de combustible se recupera de 12 a 18 meses para un carro particular y en 3 meses para el caso de un taxi o vehículo de flotilla.
En el país la distribución abarca todo el territorio nacional y casi un 20% de las estaciones de servicio ya dispensan gas LPG, asegurando el acceso a quienes hagan la conversión.
Aunque sirve para todos los vehículos, el momento ideal de hacer la conversión a tecnología dual es en el momento de compra, sea un vehículo nuevo o usado, para optimizar los ahorros durante la vida útil del automotor.
Hacerlo luego es dejar plata en el camino.
Hay naciones de la región, como Argentina, Perú, Colombia y Bolivia, donde el gas abunda, y que desde hace bastantes años disfrutan de los beneficios de operar un porcentaje significativo de sus flotas con tecnología dual.
Sin embargo, también lo hace la caribeña República Dominicana, a pesar de tener que importar, como nosotros, todo el gas.
Estimular el uso de esta tecnología en una parte significativa de nuestra flota impulsará la capacidad de la industria de conversión, ampliará la red nacional de distribución y el país reducirá el costo de su “factura energética”, con lo que se acercará a su meta de carbono-neutralidad y seguirá avanzando –paso a paso– hacia la sostenibilidad.