Cuando se habla de empresa, es un tipo de ficción desde la perspectiva jurídica y económica, la cual organiza el trabajo de una o varias personas, con el objetivo de administrar un patrimonio y de generar bienestar mediante la creación de riqueza.
Cuando se habla de empresa familiar, interviene otro factor: la familia. Ambas, son dos de las figuras más antiguas y complejas que permite la organización social.
Comúnmente se piensa que empresa familiar es sinónimo de pequeña empresa, la que sirve de sustento a una familia, que trabaja y lucha para salir adelante. Esta definición, si bien no es equivocada, sí es incompleta; ya que es toda organización empresarial cuya propiedad y control absoluto o mayoritario está en manos de una o varias familias, sin importar su tamaño. Ejemplo son empresas como Wal-Mart y Volkswagen cuya mayoría accionaria está en manos de las familias Walton y Porsche-Piëch, respectivamente.
Papel fundamental
El derecho, tanto a nivel de empresa como de familia, tiene un papel preponderante, por ser el medio que históricamente otorga los paradigmas normativos que permiten que dichas figuras tengan el asidero regulatorio necesario para existir. Sin embargo, el papel del derecho es más que normas; es un mecanismo que permite la planificación estratégica dentro de la empresa y la familia.
Pensar en planificación estratégica sin tomar en cuenta el papel principal y no accesorio del derecho, es como omitir las uvas para crear el vino; es dejar de lado el componente básico que amalgama las decisiones de negocio que prevalecen en el tiempo.
El derecho está presente en las cuatro fases vitales que permiten la existencia de una empresa: la constitución de esta a través del establecimiento del esquema normativo para los cimientos y el nacimiento a la vida jurídica y económica; la obtención de recursos; la operación como tal, no solamente para poder echar a andar, sino para sobrevivir ante las obligaciones que genera la empresa frente a terceros y los derechos que igualmente adquiere; y la transformación de esta, en el entendido que puede convertirse en algo más mediante un proceso de fusión o adquisición, o porque cumplió su objetivo social y se fuerza a desaparecer.
El derecho está presente en la familia, en sus etapas y adversidades que esta enfrenta.
Cuando la familia se instituye, el derecho aparece, sea porque la familia inició a través de figuras como el matrimonio o la unión de hecho, o porque la unión de personas bajo un mismo techo por afinidades y gustos en común, permitió ser llamada como tal.
También cuando existen hijos, cuando las personas mueren o cuando deciden separarse sentimental y patrimonialmente, haya o no conflicto entre estas.
El derecho se vuelve omnipresente en la familia como en la empresa. Esto es lo que da el mérito necesario a que siempre que tengamos una empresa familiar de por medio, la planificación estratégica de aquella, debe hacerse acompañar de asesoría jurídico- empresarial.
La empresa familiar se diferencia de una empresa cuya propiedad y control no está en manos de una familia, porque la manera en la cual se responde a los distintos retos y vicisitudes que traen consigo los negocios, es diferente, en el entendido que no basta pensar en el retorno de la inversión, sino que el patrimonio se busca perpetuar en el tiempo.
De ahí que hayan casos que superaron varios siglos y distintas generaciones de las familias involucradas, y continúan existiendo. Esta característica permite diseñar no solo su gestión, sino su gobierno con una visión de largo plazo.
En Costa Rica, las estadísticas señalan que el 80% del engranaje empresarial se compone de empresas familiares, de las cuales dos tercios no superan la primera generación de la familia, lo cual hace pensar que tanto el Estado como los mismos empresarios se encuentran obligados a observar este tipo de organización que aquí se analiza.
Existe una necesidad imperiosa de un estudio más científico sobre ella como fenómeno, así como de una asesoría más especializada que no solamente la entienda, sino que además la logre desarrollar.
Profesionalizarla no significa que deba haber menos familia vinculada al gobierno y gestión de la empresa, sino todo lo contrario. Debe haber más familia dentro de la empresa, pero que sepa cuándo, cómo y en qué actuar.
La asesoría jurídico-empresarial implica que se valoren tanto la empresa desde una perspectiva racional, como la persona y la familia desde una perspectiva emocional.
Entender y lidiar con el conflicto como reflejo de controversia entre los diversos miembros de la familia empresaria, permite dar soluciones de lo que implica no solo para el futuro de la familia, sino de la empresa.
*El autor es exjuez de la República y abogado litigante en BG&A Abogados Corporativos.